Aragón, según los datos definitivos del Instituto Nacional de Estadística, ha vuelto a ganar población en el último año. Concretamente, 9.747 habitantes a la espera de analizar las repercusiones del covid, pues en estos datos no se incluyen las probables consecuencias negativas de la pandemia. Las cifras de población utilizadas por todos los organismos internacionales y calculadas mediante métodos estadísticos a partir de la información de los censos indican que la población de Aragón a 1 de enero del 2020 asciende a 1.330.333 personas.

La situación, aunque lo pueda parecer, no da por solucionado el reto demográfico al que se enfrenta la comunidad. No se puede olvidar que al menos siete comarcas presentan datos de densidad desértica, una tendencia que se acrecienta por la macrocefalia de Zaragoza y el crecimiento de las localidades de su área de influencia. Es lo que alertan investigadores en la materia como Carlos Tundidor. En sus estudios zonas como el Campo de Belchite, el Campo de Daroca, la Ribagorza, el Sobrarbe, Gúdar Javalambre, el Maestrazgo o Albarracín presentan datos con esa densidad inferior a Laponia que pone en riesgo la continuidad de estos territorios. «De las 28 provincias que sufren el problema de la despoblación solo las aragonesas y Valladolid tienen una cabecera de gran tamaño que atrae habitantes», manifiesta.

REEQUILIBRIO

Los expertos creen que hacen falta políticas activas que incentiven el reequilibrio territorial. Eso implica plantear proyectos relacionados con el desarrollo ambiental, teniendo en cuenta que en la zona del valle del Ebro la densidad de población está llegando a su límite. Esto pasa por una descentralización real de las administraciones o por la apuesta por iniciativas que tengan que ver con un turismo sostenible, una mejora de los trabajos de cuidados o un desarrollo empresarial sostenible.

En Aragón durante el año 2019, la tasa bruta de natalidad se situó en 7,28 nacimientos por cada 1.000 habitantes, un 24,4% menos que diez años atrás. La tasa bruta de mortalidad fue de 10,28 defunciones por cada mil habitantes, cuatro décimas menos que en el año anterior.

Además, según las nuevas cifras se produjeron tres matrimonios por cada mil habitantes, un 15% menos que hace diez años. El número medio de hijos por mujer disminuyó a 1,26 hijos por mujer en edad fértil.La esperanza de vida al nacimiento fue de 81,28 años para los hombres y de 86,48 años para las mujeres, aumentando respecto al 2018 tanto en hombres como en mujeres.

El director del Instituto Aragonés de Estadística, Alfredo Peris, reclama cautela a la hora de analizar este volumen de información porque no permite conocer la realidad demográfica de los diferentes municipios. Para eso aún habrá que esperar hasta el primer trimestre del próximo año. Sin embargo, se muestra satisfecho por la tendencia al alza que se puede intuir.

En el 2016 Aragón tenía 1.318.571 habitantes (220.588 de ellos en Huesca; 136.043 en Teruel y 961.941 en Zaragoza), unas cifras que se han mejorado en todos los casos menos en el turolense (entonces marcó una población de 133.300 vecinos). Solo en este último año inicia una tímida recuperación.

BUEN AÑO

«El 2019 ha sido un buen año para la demografía, eso no se puede negar, las cifras son positivas, pero no podemos olvidar que el 2020 no será un buen año por culpa de la crisis sanitaria», advierte Peris. Además, manifiesta que la provincia de Huesca marca una fluidez en su crecimiento gracias a la llegada de población de fuera, sobre todo de otras zonas de España.

Por el momento lo que más sorprende es el cambio de tendencia, algo positivo para Aragón que podría marcar un cambio en el peso del conjunto que tiene Zaragoza. Pero todavía es pronto para establecer conclusiones, según el responsable autonómico. La evolución en la serie de los últimos años marca una línea descendente hasta el año 2018 en la que la población se empezó a recuperar, aunque de forma tímida. Habrá que ver si el reparto de estos habitantes favorece finalmente a todo el territorio.