Nieves Ágreda, subdirectora de Cámara de Comercio de Zaragoza y directora del área de Internacionalización

"El Brexit, un reto para la exportación de productos agroalimentarios"

Antes de analizar las consecuencias del Brexit en las relaciones entre Reino Unido y Aragón, merece la pena repasar algunos datos. Gran Bretaña ocupa el cuarto lugar como destino de los productos aragoneses, después de Francia, Alemania e Italia. Casi el 8,5% de nuestra exportación tiene como destino el mercado británico, porcentaje que además se ha ido incrementando, de ahí lo preocupante de la situación

Si repasamos los titulares de prensa y las manifestaciones publicadas en los dos últimos años sobre el Brexit, podríamos tener la impresión de que nada ha cambiado. Nos estamos planteando las mismas o similares preguntas sobre las consecuencias de la salida de Reino Unido de la Unión Europea: cómo va a afectar a nuestra relación comercial, qué aranceles gravarán nuestras exportaciones o qué trámites y procedimientos nuevos deberemos acometer. A eso se suma el temor por la imagen de las kilométricas filas de camiones esperando para cruzar la frontera británica, agravada por el cierre de fronteras ante la propagación de una nueva cepa del coronavirus.

El pasado jueves, día de Nochebuena, la Comisión Europea y el Gobierno británico llegaron a un acuerdo sobre su futura relación que preserva una actividad comercial estimada en unos 700.000 millones de euros anuales y facilita un alejamiento más armonioso. En cualquier caso, a partir de las 00.00 horas del 1 de enero del 2021 los intercambios comerciales con Reino Unido, a excepción de Irlanda del Norte, se considerarán exportaciones e importaciones.

Primera consecuencia

La primera consecuencia para empresa y operadores será que, a partir de ese momento, los flujos de mercancías entre España y Reino Unido estarán obligadas a formalizar las declaraciones aduaneras de exportación e importación, como ya sucede en las operaciones con cualquier otro país no perteneciente a la Unión. En este sentido, es recomendable que todos aquellos procedimientos aduaneros que se puedan realizar en origen se hagan, como por ejemplo el DAE (Documento de Acompañamiento de Exportación). Estos procedimientos, que por otra parte no son nuevos, permitirán que cuando las mercancías lleguen a la aduana británica de destino, gran parte del procedimiento ya esté cumplimentado. Todo ello contribuirá a evitar, aunque sea levemente, los más que previsibles retrasos en los principales puntos fronterizos.

Segunda consecuencia

La segunda consecuencia es que habrá que implementar otras formalidades no aduaneras para verificar el cumplimiento de la legislación comunitaria. Formalidades como la posible autorización o certificación de las autoridades competentes y que obligarán a trámites adicionales previos a la importación o exportación. Nos estamos refiriendo a los controles calidad, sanitarios, fitosanitarios, etc.

En este caso, los sectores más afectados, aunque no los únicos, son los productos agroalimentarios, farmacéuticos y químicos.

Por todo lo anterior, las empresas que más inquietud generan son las pymes, cuya actividad internacional se ha centrado exclusivamente en el mercado interior, y en especial en los exportadores de productos agroalimentarios.

Más de 1.000 empresas comercian con Reino Unido. De ellas, casi la mitad exportan y, de estas últimas, 130 son pymes del sector agroalimentario. Mas del 10% de los envíos comerciales realizados desde Aragón son de productos agroalimentarios (vinos, frutas y productos cárnicos, principalmente), casi 3.000 operaciones el pasado año.

Muchas de estas operaciones, por su naturaleza, a partir del 1 de enero deberán estar documentadas y haber obtenido los correspondientes certificados de la inspección sanitaria, veterinaria y fitosanitaria. Y estar registradas en las plataformas de las administraciones correspondientes.

En algunos casos, estos procedimientos van a ser nuevos para la empresa, en especial para aquellas cuya experiencia internacional se circunscribe al ámbito del mercado comunitario. A pesar de que hay mucha información disponible, tanto en las webs de la Agencia Tributaria y de los ministerios españoles, como en la web de la Comisión Europea o del Gobierno británico, pasar de la teoría a la práctica va a ser un reto que deberemos afrontar entre todos y de cuyo desarrollo deberemos estar muy pendientes en especial en los primeros meses. En el periodo transcurrido desde el referéndum y salvando los años 2016 y 2017, las empresas han seguido operando con normalidad. Muy probablemente, cerraremos este ejercicio 2020 con un incremento en torno al 12% en nuestra cifra de exportación a U.K.

La diferencia entre cerrar el proceso con la firma y ratificación de un Acuerdo de Libre Comercio o no va a tener consecuencias, en la medida en que el incremento de los costes se traduzca en la pérdida de competitividad de nuestras empresas. Estos costes son consecuencia de la aplicación de una tarifa arancelaria, como de mayor número de procesos aduaneros y no aduaneros al que las operaciones van a estar sometidos.

En el peor de los escenarios, en caso de no haber acuerdo, a partir del próximo año nuestros productos serán gravados con aranceles a la importación en Reino Unido. Aranceles que se corresponderán con la tarifa de la Organización Mundial de Comercio. No obstante, en estos momentos se está ultimando el arancel que entrará en vigor el 1 de enero para las mercancías importadas de España.

En algunos sectores, preocupa especialmente perder la protección arancelaria que tenían los productos comunitarios y verse obligados a competir con productos originarios de terceros países con costes inferiores de producción. Entre los sectores que más pueden verse afectados por esta situación están los productos agroalimentarios, el sector de la automoción y las manufacturas de consumo.

De todas formas, la competitividad no obedece exclusivamente al factor precio, y hay que confiar en la capacidad de gestión de nuestras empresas, su experiencia y la calidad de los productos y servicios que ofrecen.

Ramón Tejedor, director de la empresa pública Aragón Exterior: "Aragón ante el Brexit"

Las negociaciones para una alteración tan crítica para la economía europea se han llevado contrarreloj y a la conclusión del periodo de transición nos encontramos todavía con las mismas incógnitas que al comienzo, pero sin tiempo para maniobrar. En todo este proceso han quedado patentes los estrechos lazos que unen al Reino Unido con la Unión Europea.

La integración económica que en su día ideó la Comisión liderada por Delors ha mostrado todas sus facetas y tanto empresas como consumidores estamos constatando cómo hemos entretejido nuestras relaciones económicas y humanas entre los distintos países de la Unión.

Las empresas aragonesas no han sido ajenas a este proceso. Nuestra economía se ha integrado bien con el Reino Unido, especialmente en la cadena de valor de la automoción y en la producción de frutas y verduras. El Reino Unido es nuestro cuarto socio comercial con unas ventas que se aproximan a los 950 millones de euros al año. En los últimos diez años, nuestros intercambios con las islas británicas han aumentado por encima del 15%. Vender en el mercado británico es la práctica habitual de más de 400 empresas de nuestra comunidad, sin contar las múltiples prestaciones de servicios. Como ejemplo, este año tan convulso está siendo el de mayor facturación para el sector de la automoción de los últimos cinco años, con más de 630 millones de euros, únicamente hasta octubre.

Aragón Exterior, como entidad pública del Gobierno de Aragón que fomenta la internacionalización de nuestras empresas, ha puesto a disposición de las mismas un servicio de consultas legales vinculadas con el Brexit. A nuestro tejido socioeconómico le preocupan las nuevas reglamentaciones y sus plazos de aplicación, los registros como operadores autorizados para importar mercancías o los posibles aranceles. Los nuevos requisitos fiscales, el registro de IVA para vender por internet o el papel de Irlanda del Norte también aparecen como preocupaciones para nuestras empresas en el rompecabezas del Brexit.

Igualmente, hay preocupación por el desplazamiento de trabajadores. No son pocas las empresas que prestan servicios de alto valor en el Reino Unido y que tienen a sus empleados desplazados para realizar instalaciones técnicas.

El impacto de la salida del Reino Unido de la Unión Europea habría sido mucho menor hace 27 años, cuando se puso en marcha el mercado único, pero en este tiempo nuestras sociedades se han acercado hasta el punto de que ya no consideramos las ventas a Reino Unido como exportaciones y muchas empresas que solo trabajan en la UE han olvidado las declaraciones de aduana y los trámites que se han de seguir para exportar a terceros países.

Hasta la fecha se intuye que los plazos serán razonables para una adaptación progresiva a las nuevas normativas, pero con las negociaciones sin cerrar, a pocos días de finalizar el periodo transitorio, todavía hay muchos flecos por hilvanar.

Los productos agroalimentarios donde el Reino Unido no es productor parece que no verán un cambio drástico en sus procedimientos para garantizar el suministro a las islas, pero los propios operadores británicos no tienen certezas y están haciendo acopio de productos no perecederos antes de que llegue el 1 de enero y el funcionamiento habitual de los negocios se haga más complejo.

Ante tanta incertidumbre, Aragón Exterior va a ofrecer un servicio para que nuestras empresas puedan realizar con facilidad las gestiones administrativas para poder seguir operando en Reino Unido en la misma situación de competitividad que hasta ahora. No nos olvidamos que el Reino Unido es Europa como lo son otros países que no están integrados en la Unión Europea.

A pesar de las incertidumbres y posibles trabas, constatamos que el mercado británico es considerado en muchos sectores como un mercado de valor, donde se aprecia la calidad y la innovación. El liderazgo económico y sociocultural de Londres atrae a muchas empresas interesadas en ese enorme banco de pruebas que constituye el mercado británico. Aunque el Brexit tuviera un impacto negativo en la economía británica, este papel innovador no se verá alterado y seguirá siendo un mercado atractivo para productos gourmet, ecológicos y nuevas tendencias.

Por último, en épocas de cambio se generan oportunidades. Es cierto que hay sectores en los que nuestras empresas ya han visto estrechar sus márgenes e incluso cadenas de valor que pueden modificar notablemente su presencia en las islas. Hemos visto cómo Honda o Nissan han mostrado sus dudas a continuar trabajando en Inglaterra en un escenario de Brexit duro, y esta situación puede replicarse en otros sectores. No obstante, las turbulencias por las que atravesará el Reino Unido nos afectarán a todos y hemos de aprovechar la flexibilidad y competencia de nuestras empresas para cubrir huecos de negocio que inevitablemente van a surgir en este nuevo escenario. No olvidemos que en Aragón la internacionalización del sector productivo es estratégica. No hay más que ver los datos dados a conocer este mes por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo: las exportaciones aragonesas en octubre de este año convulso registraron un incremento interanual del 17,1% frente al descenso en España del 5,9%. Lideramos el ránking regional de exportaciones. Esa imagen vale más que mil palabras.