Nunca hemos pretendido ser héroes, sino cumplir con nuestro compromiso de servicio dentro de nuestra actividad profesional. Es en estos momentos coyunturales cuando testimonialmente se le da a este sufrido sector una palmadita en la espalda para luego volver a caer en el olvido o incluso el desdén institucional.

En Aragón la logística y el transporte suponen más del 5% del PIB, dan empleo a unos 30.000 personas, más de 20.000 directamente en el transporte de mercancías. Es destacable y digno de elogio el esfuerzo que han hecho en los últimos años los poderes públicos y otras entidades de la sociedad civil por convertir a Aragón en un referente logístico de primer orden en España y en Europa, aprovechando nuestra privilegiada situación geográfica, para promover infraestructuras de primer nivel que posibilitan la mejora de la competitividad de nuestra economía, la atracción de empresas y por tanto la mejora de la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

La logística se ha convertido en un sector estratégico para Aragón, vertebrador del territorio, pero junto a esto, paradójicamente, desde las empresas del sector del transporte y los miles de personas que en ellas trabajan, ha crecido la sensación de abandono y desinterés por parte de nuestros gobernantes, de cualquier signo, y de la administración.

Nunca han querido ser conscientes de que el transporte es pilar básico e imprescindible de la cadena logística, que ésta no consiste sólo en crear magnificas infraestructuras con muchas naves logísticas para que se instalen las empresas; unido a esto, hacen falta unos camiones y furgonetas, que las llenen, muevan la mercancía y que abastezcan a la sociedad. Transportistas que son, en último término, también la imagen final ante el cliente de la empresa que ha contratado el servicio

Unas empresas, competitivas a nivel nacional y mundial, con equipos cada vez más formados y profesionales, que usan vehículos cada vez más ecológicos, y que están avanzando a pasos agigantados en un proceso de innovación tecnológica y digitalización y son, muchos de ellos, también operadores logísticos .

Se crean grandes centros logísticos, repito que imprescindibles, pero nadie se acuerda de crear redes de aparcamientos vigilados con unos mínimos servicios para que los conductores puedan descansar en unas condiciones dignas y seguras para ellos y sus vehículos y mercancías; o que se dote de más medios a las administraciones para que no se eternicen las tramitaciones con el consiguiente quebranto económico para las empresas o para combatir la competencia desleal.

También se enfrentan a horarios interminables, tiempos de espera abusivos para cargar y descargar , sin que se respeten en ocasiones las mínimas condiciones de seguridad ante posibles contagios y, actualmente, unido a todo esto, a la dificultad o imposibilidad de poder entrar a reponer fuerzas o usar los servicios en muchas partes de España por las restricciones impuestas. ¡Por favor, que no tengamos que estar permanentemente recordando esta cuestión!

La carretera en nuestro país supone aproximadamente el 95% de las mercancías terrestres, transportándose el resto por ferrocarril; la única razón de esta desproporción es la gran eficiencia del transporte por carretera.

Los poderes públicos desde hace muchos años proclaman que es necesario aumentar la cuota de mercado del transporte de mercancías por ferrocarril en detrimento de la carretera, entendemos y podemos compartir que éste vaya ganando un mayor peso, para lo que deberán trabajar en mejorar su eficiencia y competitividad pero lo que no compartimos es que muchas veces se legisla para restarle eficacia y competitividad a la carretera.

No somos medios rivales sino complementarios y un ferrocarril eficiente de mercancías puede ser cada vez más interesante en muchos tráficos y será utilizado también por los transportistas de carretera, al igual que desde hace muchos años también “se suben al barco”. El futuro del transporte por ferrocarril es que los camiones se suban a los trenes, no lo olviden.

Retos pendientes

Algunos retos a los que se enfrenta nuestro sector y que ya está afrontando son, entre otros, ser sostenibles en lo económico, social y medioambiental con el uso de vehículos cada vez más ecológicos, unido a la digitalización, la implantación del internet de las cosas (IoT), dar cada vez más servicio al comercio electrónico, una distribución urbana eficiente y sostenible y a no muy largo plazo algún tipo de conducción autónoma como el platooning. Retos que ya está asumiendo con éxito un sector tan dinámico y resiliente como el nuestro.

Lo que sÍ podemos asegurar que las empresas aragonesas de transporte de mercancías, grandes, medianas y pequeñas, seguirán trabajando en cualquier circunstancia, para continuar siendo la sangre de la economía que riega todo el tejido productivo y seguir prestando su imprescindible servicio a la sociedad.

Cuando lean este periódico, vayan al supermercado, compren en cualquier tienda, se tomen un café, disfruten de cualquier producto adquirido por comercio electrónico o les pongan la ansiada vacuna que les proteja del maldito virus, será también porque un transportista ha hecho posible que llegue hasta usted