Cumplirá los 24 años en Mazar-i-Sharif y ésta será su primera misión internacional. Este aragonés, que prefiere no ser identificado y está destinado en la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares, confiesa con la voz opaca que tiene "un poco de miedo", pero le conforta que sus jefes les hayan dicho "que aunque hay peligro no es tan complicado como Irak".

Forma parte de la avanzadilla de 55 militares españoles que parten hoy hacia Afganistán en un Hércules de la base aérea de Zaragoza. El viaje durará más de 24 horas e incluye tres escalas. Su destino está en un campamento entre montañas, a 3.000 metros de altitud. Pero antes tienen que construirlo.

"Primero hay que desminar el terreno donde vamos a levantar el campamento, por eso en la avanzadilla hay zapadores, tedax e ingenieros. Después colocaremos las tiendas hinchables, que cuentan con aire acondicionado", explica.

Los expedicionarios han recibido charlas de miembros de los Grupos de Operaciones Especiales (GOES) y conocen cuál es la situación del sector en el que van a estar destinados: una zona shií repleta de minas desde los años ochenta, muchas de ellas sin señalizar.

Una de las cuestiones que tienen que extremar es la seguridad. "Yo, por mi destino, saldré poco de la base, pero los compañeros de la tercera bandera (que se encargarán de dar escolta y de patrullar) tendrán que ir con chalecos antifragmentos, cascos y armados con el fusil y cinco cargadores". Los mandos, además, llevarán pistola, aunque el mensaje es que no hay amenazas.

Los paracaidistas españoles compartirán espacio en esta ciudad que dista más de 300 kilómetros de la capital, Kabul, con tropas británicas y canadienses. "Los compañeros que fueron a hacer el reconocimiento recibieron algunos insultos porque dicen que los españoles somos el Ejército cobarde", asegura.