El ambiente navideño impregna el centro de Zaragoza cada año, las calles se engalanan y los comercios abren esperando que los clientes acudan a por regalos para sus familiares. Pero si hay un rincón en el que se respira especialmente el espíritu de las fiestas, hay que acudir a la plaza del Pilar. Además del enorme belén, de más de 1.500 metros cuadrados, y las actividades que se organizan para los más pequeños, la otra gran atracción que se puede encontrar es el mercado de artesanía y comercio de Navidad.

No se trata de un mercadillo cualquiera, no únicamente por ser navideño, sino también por la variedad de lo que podemos encontrar. En las casetas, decoradas como casitas de madera de algún lugar del Polo Norte, se vende desde elaboradísima artesanía a los embutidos de caza más finos, pasando por comida para llevar, figuritas para belenes, ropa y muchas cosas más.

VARIEDAD AL GUSTO

Las impresiones entre los vendedores son de lo más diversas, desde quienes consideran que la venta marcha muy bien a quienes la consideran muy floja en comparación con otros años. En lo que todos coinciden es en que los fines de semana, estas semanas anteriores, han sido cuando más volumen de gente se ha acercado.

También ha habido unidad en torno a la idea de que, a partir de las vacaciones escolares, muchas familias van a acudir a la feria para que los pequeños se empapen del buen ambiente reinante. Otra de las afirmaciones más repetidas entre los dueños de los puestos ha sido que gente se ve mucha, pero que comprar, compran bastante pocos.

Muchos de los que recorren el mercado son zaragozanos que aprovechan para dar su paseo en un entorno agradable y, como es costumbre, curiosear la novedad (aunque sea la séptima edición).

Los más afectados por esto son los vendedores de comida gourmet. Un ejemplo es el puesto de embutido Casabona, una empresa de León que elabora a partir de carnes de caza de ciervo y jabalí.

Esperan que en lo que queda hasta el cierre de la muestra el día 6 de enero el público se muestre más dispuesto a comprar, para no volverse con pérdidas.

En el tenderete de pastelería Belenguer se mostraban optimistas. Su turrón artesano tuvo una acogida aceptable antes de Nochebuena y además vaticinan que mucha gente va a recibir en el amigo invisible uno de sus iPhone de chocolate.

Los puestos de comida para llevar, como la churrería o el puesto de patatas asadas siempre funcionan, especialmente cuando ofrecen comida caliente y hace este frío. Aún así, tras las comidas familiares de Nochebuena y Navidad, la gente que sale a la calle quiere bajar la comida caminando un poco, y no quiere ni oír hablar de comer más.

Desde el día 25 se venden más artículos para niños. En la feria se pueden comprar desde juguetes artesanales tallados en madera hasta ropa de bebé, pasando por unos curiosos peluches térmicos, rellenos de un tipo de semilla que aguanta y almacena el frío y el calor. De esta manera se pueden meter los muñecos al microondas y que el pequeño se lleve una sorpresa al notar la temperatura.

Quienes busquen un producto totalmente artesanal y de calidad, pueden acudir al puesto de El pintapedrer, que ha recibido el primer premio de decoración de Navidad de la organización de la muestra de esta campaña navideña.

Se trata de artesanos de la pizarra, con 16 años de experiencia que aplican a la impresionante bisutería que elaboran mezclando plata y otros elementos muy diversos con la piedra negra.

Por supuesto, los que busquen solo dar un paseo familiar pero quieran colaborar económicamente con la muestra, siempre tienen la opción de llevar a sus niños a dar una vuelta por la plaza del Pilar en los apacibles burros.

De esta manera, los más pequeños pueden ver la Navidad desde otra perspectiva.