La economía está siendo una de las víctimas de la pandemia de covid. Muchos negocios cierran y otros aguantan como pueden esperando a que el bicho escampe. Es el caso del Hotel Guadalope, situado en la plaza España de Alcañiz. «En Navidad, guardando todas las medias de seguridad, se estuvo trabajando bien. Ahora cero patatero», resumía de forma muy didáctica Inmaculada Crespo, una de las encargadas del establecimiento.

Sus únicos clientes ahora que la ciudad está cerrada son sanitarios y algún comercial suelto que tiene que hacer noche. Pero la cafetería y el restaurante están prácticamente parados. «La gente tiene miedo y tenemos que cerrar a las 18.00 horas los fines de semana», explicaba ayer Crespo. ¿El resultado de esta combinación? De nuevo: cero patateros euros en la caja registradora.

Esta hostelera denuncia, asimismo, que están pagando justos por pecadores: «Aquí lo que ha pasado es que no han cumplido ni los dueños de muchos bares ni los clientes. Pero es que falta vigilancia. Hoy hay controles porque hace poco que pusieron las restricciones pero en Navidad, si en un pub tienes el aforo al 400%, con 25 personas sin mascarilla y todas juntas, tiene que aparecer la Guardia Civil». Pero entonces no aparecieron, denuncia Crespo.

Los jóvenes son los más señalados a la hora de buscar culpables, aunque muchos piden que no «se les meta a todos en el mismo saco». Es el caso de Raúl Jubierre y Manuel Carela, empresario y empleado, que discutían en mitad de la calle sobre cómo organizarse el trabajo. O más bien, la falta del mismo. «El año pasado teníamos 15 clientes y este año cuatro. Me sabe mal que por la mala conducta de algunos empeoren las condiciones para el resto de negocios», lamentaba Jubierre, que regenta una empresa que organiza actividades deportivas dirigidas en el Bajo Aragón.

Y si por algo es conocida esta tierra es por la Semana Santa. La pregunta en la oficina de turismo de Alcañiz causaba sorpresa: «A estas alturas ya tendríamos que estar organizándolo todo, pero no hemos preparado nada. No está cancelada de forma oficial, pero nadie espera que haya», explicaban. Las visitas a la localidad han caído en picado. El último fin de semana bueno que tuvieron fue para el Pilar. Entonces pasaron por el lugar 1.000 personas. Ayer cuatro patateros vecinos para recoger un calendario.