La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a once años de cárcel a Miguel Lázaro Salinas por matar a su amigo, Gustavo Ortega Castán, en el parque Tío Jorge de Zaragoza tras una discusión por una chaqueta. Asimismo, le impone el pago de 105.000 euros a los padres de la víctima, 9.000 euros a cada uno de sus cuatro hermanos y 1.110 euros al Salud, por el tratamiento que recibió la víctima en el hospital.

El firmante de la sentencia, Carlos Lasala, que ejerció de magistrado-presidente del tribunal de jurado, considera que Lázaro Salinas es autor de un delito de homicidio doloso con la atenuante de intoxicación etílica simple, ya que el juez considera que "la previa ingesta alcohólica del acusado, en modo alguno supuso una embriaguez para aplicarle la eximente". Se basa en en el testimonio del sanitario que acudió con la ambulancia para atender a la víctima.

El magistrado destaca que "los golpes cruciales acaecieron nada más derribar al suelo a Gustavo Ortega, que recibió un patadón tremendo que le rompió el cráneo". "Es cierto que de haber sido atendido urgentemente, la víctima podría haber salvado su vida, pero no está claro en opinión de los forenses", recalca.

No obstante, el fallo señala que el fallecido "no coadyuvó conscientemente a su muerte", pues debió pensar que no tenía heridas de importancia tras recuperarse de su inicial estado de consciencia y de que todo había pasado.

El magistrado no duda en asegurar que este caso es un "típico homicidio doloso" porque el procesado "aunque dijo que no recordaba nada, manifestó que lo sentía muchísimo" o que los testigos resaltaran durante el juicio que "el acusado llevaba una estética nazi y que calzaba unas botas con punta de hierro".

El abogado defensor, Francisco Javier Bellot, anunció un recurso ante el Tribunal Superior de Aragón porque "en esta sentencia hay incongruencias como que el jurado expresamente dio por probado que no era consciente de la gravedad de sus actos, ni de las consecuencias que de ellos podían derivarse".