La mujer hallada muerta ayer en Caspe por su pareja no murió estrangulada ni hubo intervención de otras personas, pese a la alertas encendidas tras conocerse el suceso. A la espera de la confirmación de la autopsia, la Guardia Civil considera que E. E. B. se quitó la vida. Los miembros del instituto armado mantuvieron abiertas todas las hipótesis, incluidas el asesinato machista u otro tipo de hecho violento. Tras analizar a conciencia los signos de fuerza presentes en el cuello de la víctima descartaron el estrangulamiento. La mujer, de 32 años, tenía problemas con la custodia de sus hijos, que viven en Rumanía.