El Arzobispado de Zaragoza sentó en el banquillo, el pasado mes de julio, a quienes fueran su vicario judicial y notaria del Tribunal Eclesiástico, Roberto Ferrer y María del Carmen Amador, por sisarle 3.840 euros. Solicitó que fueran penados con 42 meses de prisión y ahora una jueza les ha impuesto sendas condenas de 21 y nueve meses de cárcel a través de una sentencia en la que se señala que «en relación con el libro de caja (de la Iglesia en Zaragoza) no se llevaba un control estricto de apuntes ni conceptos puesto que no se exigían facturas para justificar lo que se anotaba como gasto».

Un fallo que pone punto final a una batalla entre sectores de la curia zaragozana. Atrás quedaron los mensajes de Whatsapp recibidos por Ferrer de parte del actual arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. En uno de ellos, el cardenal escribió: «Ya sé que no paráis en la recogida de datos. Ánimo. Va todo, por lo que veo, por buen camino. Seguid así. Ojalá logremos sanearlo todo. Un abrazo». Faltaban 12 días para que Ferrer, Amador y el sacerdote y profesor del Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA) Antonio Mas enviaran sus informes al papa Francisco, denunciando la forma de dirigir la diócesis que tenía Manuel Ureña. Mes y medio después era cesado tras el pago de más de 60.000 euros a un diácono por su secularización.

Vicente Jiménez sustituyó a Ureña al frente de la archidiócesis. Una de sus primeras medidas fue la de despedir a la notaria, quien, a su vez le denunció por improcedente. In extremis, antes de sentarse en el banquillo, la institución religiosa admitió que no fue procedente y le pagó una mayor indemnización.

Una salida de María del Carmen Amador que hizo que, a su vez, Ferrer y Mas, disconformes con lo que consideraban una «injusticia», presentaron al arzobispo su dimisión de los cargos pastorales que ostentaban. «Tenemos un obispo sin corazón, injusto en sus decisiones, negador de los derechos fundamentales de la persona, y acomplejado», le whatsapeaba Roberto Ferrer a Omella el 20 de junio del 2015, a raíz del despido de la notaria.

OTRAS DENUNCIAS

Pero antes de que llegara la denuncia que ha derivado en esta sentencia condenatoria, Ferrer y Amador interpusieron otra denuncia en la que llegó a estar imputado, aunque posteriormnente fue exonerado, el propio Vicente Jiménez por un delito de revelación de secretos.

La exnotaria le acusó de ordenar a otros dos trabajadores la intervención del disco duro de su ordenador y de realizar un volcado de la copia de seguridad del teléfono móvil de Amador, incluyendo las conversaciones de Whatsapp con determinadas personas, entre ellas Ferrer, el profesor del seminario Antonio Mas y con varios periodistas. El material fue analizado, según la denunciante, extralimitándose aquello que podía ser objeto de disciplina laboral, como podría ser el correo corporativo o las páginas de internet visitadas en horas de trabajo.

La Audiencia de Zaragoza decidió exonerar a Jiménez, asegurando que aquella decisión fue «legítima, justificada, proporcional e idónea para la finalidad pretendida», esto es, para averiguar quién estaba difundiendo presuntos ataques contra el arzobispo y su equipo a través de las redes sociales. Luego vino esta sentencia condenatoria adelantada por Heraldo. En un primer momento solo iba contra Amador, que curiosamente ha sido condenada a la pena inferior. Este fue imputado después de que exculpase durante su declaración a la entonces única encartada.

Según la sentencia Ferrer dio instrucciones a Amador para que emitiera once cheques y señalara que correspondían a los honorarios de un perito que en realidad llevaba unos meses trabajando gratis por decisión propia. De esta manera se apropio de 3.800 euros «de una forma irregular, sustrayéndolo a cualquier control y a la supervisión por parte del ecónomo diocesano» y «disponiendo de ese dinero sin que conste que lo empleara para gastos del tribunal». Curiosamente estas cuentas Recibieron la conformidad del Consejo Diocesano para Asuntos Económicos del arzobispado. El fallo va a ser recurrido por las defensas.