Once años después de que surgiera la operación para vender los suelos del antiguo IFET en el Picarral, casi todo ha cambiado en esa parcela de 12.000 metros cuadrados. También los planes de vivienda en un barrio con demasiada demanda contenida durante años que en su día se ponía el grito en el cielo ante la posibilidad permitir hacer 230 pisos con la recalificación de esa parcela donde hoy ya hay una caseta que comercializa los futuros pisos. Ahora, la promotora, Gestión Común, que adquirió esos terrenos por siete millones de euros contempla levantar solo 110 viviendas en dos fases, la primera con 62. La acogida es tal que este mismo año comenzarán los trabajos de construcción.

El recelo vecinal del pasado parece haberse convertido en necesidad. Sobre todo para los jóvenes. La firma Gestión Común asegura que comenzó con la comercialización «en verano» del 2018 y, menos de un año después, ya tiene vendido «el 73% de los pisos de la primera fase». Destaca que «el 80% de ellos son ya vecinos del barrio». Es decir, quizá no sean tantas viviendas como en el 2006, o que en el 2009, cuando se aprobó la recalificación a residencial los suelos, pero los van a habitar personas que ya residen en el Picarral, jóvenes residentes que se resisten a emigrar a otras zonas emergentes como Parque Venecia o Arcosur, a otros barrios donde las grúas se acumulan a pocos metros de distancia y el ladrillo parece estar viviendo de nuevo un momento dulce, como Miralbueno o, dentro del Rabal, el barrio de La Jota.

Serán la mitad de pisos y más grandes, de 80 a 100 metros cuadrados y con 3 o 4 dormitorios. Una vivienda «para vivir muchos años», destaca la promotora, que reconoce que es lo que pide el mercado. Residirán en un bloque de pisos que «consumirán un 45% menos que una vivienda actual» porque la funcionalidad hoy prima sobre la estética en una edificación en la que los requisitos de construcción en materia de eficiencia son más exigentes que en el 2006.

Sus propietarios serán, en definitiva, vecinos que quieren seguir siéndolo. Por eso el distrito del Rabal también es hoy una de las llamadas zonas calientes de la construcción de pisos. Y la demanda es tan importante que desde Gestión Común aseguran que las obras comenzarán antes de lo que se preveía en el 2018. Solo está pendiente de alcanzar ese 80% mágico de cooperativistas que les abrirá las puertas de la financiación bancaria de par en par. Y a este ritmo, las 48 que restarán por construir luego tampoco tardarán mucho en empezar.

Todo ha cambiado allí. También la política. No tanto el PSOE y el PP, que con el PAR aprobaron la polémica recalificación, sino CHA e IU -ahora en ZeC-, que criticaban el carácter especulativo de la operación y hoy suman y exhiben la unanimidad del pacto, con el Gobierno aragonés y la Cámara, que cierra once años de espera en el sufrido Picarral.