Los servicios de Sanidad Pública del Ejecutivo autonómico expedientaron "a más de 740" bares y restaurantes de la comunidad (el censo de establecimientos autorizados en Aragón es de 4.000) en el año 2003. Así lo manifestó a este diario Francisco Javier Falo, asesor técnico de la Dirección General de Sanidad Pública, quien precisó que "no todos los casos que se investigan terminan con una sanción".

Para el asesor técnico esta cifra, aunque sigue siendo elevada, refleja que el sector "ha evolucionado y ha respondido bien a las exigencias requeridas". Según la DGA, la disminución en los últimos años de las intoxicaciones alimentarias en Aragón es constante, por lo que "podemos decir que vamos por el buen camino", apuntó Francisco Javier Falo.

Asimismo, indicó que la Dirección General de Salud Pública realizó el año pasado más de 12.000 controles sobre los 4.000 establecimientos aragoneses autorizados (en los que se incluyen bares, restaurantes y comedores colectivos); por lo que se desprende que cada local de hostelería fue inspeccionado una media de tres veces en el 2003.

Desde el departamento de Sanidad de la DGA se pretende llevar a cabo en los establecimientos "una implantación progresiva de autocontrol" que lleve a los propios hosteleros "a asumir responsabilidades por ellos mismos", manifestó Falo. "No creemos --añadió-- que haga falta aumentar la presión inspectora, sino dirigirla y coordinarla de una forma más eficiente y que llegue más a los propietarios. Queremos educarlos".

PROMOVER EL AUTOCONTROL Con esta medida, la dirección persigue ir dejando atrás paulatinamente las inspecciones tradicionales, en las que, en palabras del asesor técnico, "se comprobaban deficiencias estructurales, se examinaban las cocinas en cuestiones de higiene y limpieza y se analizaban diferentes elementos de refrigeración". Este tipo de controles aún se siguen realizando, pero con la mirada puesta en un objetivo final: la ejecución de auditorías. "Con ellas queremos que las inspecciones no consistan tanto en ver si los fogones están limpios o si la cámara marca cuatro grados, como que sean los propios hosteleros quienes lleven un registro frecuente de las temperaturas. Si vemos que lo están haciendo bien, la presión inspectora disminuirá, ya que serán los dueños de los restaurantes quienes realicen su propio control sanitario".

Un paquete de reformas que tiene como objetivo final mejorar la calidad e higiene de los establecimientos aragoneses para que los hosteleros no deban afrontar sanciones que, en los casos más graves, pueden alcanzar los 3.000 euros de multa.

Por otra parte, en respuesta a las declaraciones del presidente de la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza, Angel Díaz Irisarri, quien afirmó recientemente a este diario que los restaurantes chinos "no son sometidos a inspecciones periódicas como el resto de establecimientos", el asesor técnico aseguró que los controles que se realizan "son totalmente independientes de la nacionalidad del propietario del local y del tipo de comida que se ofrece en él".

Asimismo, Francisco Javier Falo adelantó la presentación de un plan de regulación del sector hostelero con carácter general y de otro proyecto que afectará a los manipuladores de alimentos.