La presidenta del Gobierno exigió en su discurso del 2013 "ejemplaridad pública" y una posición "activa" para despejar las dudas sobre las instituciones. No se atrevió a nombrar al extesorero de su partido, Luis Bárcenas, pero señaló que "hay que llegar al fondo de cuanto sea o parezca oscuro". Alertó de que la corrupción puede acabar con el sistema democrático, si no se ataja con contundencia cuando se detecta. Después, en el Parlamento y fuera de él, ha ido repitiendo este mensaje en defensa de la honorabilidad de los representantes públicos.