La cancelación de las fiestas populares de ciudades y municipios aragoneses deja a sus vecinos con las ganas de celebrar sus días grandes. Sin embargo, los que consiguen que la fiesta salga adelante cada año son los peores parados ante esta situación provocada por la pandemia global de covid-19.

Las empresas que trabajan durante los festejos populares ya han visto cancelados sus contratos en lo que llevamos de cuarentena, así como lo que resta del mes de abril, sumando el de mayo. Y aunque el devenir del estado de alarma esté en el aire, se vaticina un mal año para distintos sectores, cuya actividad se ve afectada por la restricción de concentraciones de público.

El del espectáculo es uno de ellos. Alfil Espectáculos es una empresa oscense, representante de orquestas desde 1992, cuya agenda de eventos de marzo a mayo se ha anulado, con citas por ejemplo en Javierregay, Vicien, Sietamo, Montmesa y Ontinar de Salz. Esta sociedad da la temporada «prácticamente por perdida», según explica su gerente Arturo Ciria. Aunque se centra en verbenas populares de municipios pequeños, también llegan a localidades como Huesca, por lo que su esperanza se fija en que se pudieran realizar verbenas, sin ningún riesgo, para la población en pequeñas localidades de pocos habitantes, para poder intentar salvar parte de la temporada. «Por lo menos, que nuestros músicos y artistas puedan recibir sus sueldos, ya que, de momento, el gobierno no se ha manifestado al respecto», explica Ciria.

«Es deprimente, cada semana se caen bolos nuevos», lamentan en el grupo Artistas del Gremio, de Ejea de los Caballeros

Desde el sector, piden medidas urgentes de protección de los trabajadores, reducción de IVA para espectáculos y la creación de revista exclusiva del sector, entre otras medidas. Otros artistas y músicos afectados en esta crisis son, por ejemplo, las charangas. A los Artistas del Gremio, de Ejea de los Caballeros, la crisis les ha salpicado en plena celebración de su decimoquinto aniversario, obligando a suspender, ya desde marzo, conciertos en salas de todo el territorio nacional. «Es deprimente, cada semana se caen bolos nuevos», detalla Miguel Ángel Laita. Este grupo reconocido tenía una gira por Inglaterra, de 12 días en julio, pero ya ha sido cancelada. Y En España dejan de tener actuaciones hasta ese mes. «Va a ser un año complicado, nos daba la sensación de que era un año bonito porque estábamos consiguiendo actuaciones muy chulas, y sentimos que nos han cortado las alas», lamenta Laita. La crisis les ha tocado iniciando la temporada alta, «es deprimente a nivel anímico y económico», subraya.

Aparte de la música, la bebida va de la mano de las fiestas. La empresa Distribución de bebidas Yus de Santa Eulalia del Campo, se vio damnificada durante la Semana Santa, con 800.000 euros menos en facturación. Y prevé que el daño a la venta siga durante los próximos meses, pudiendo afectar a parte de su plantilla. «Los trabajadores temporales que buscamos todos los años, entre finales de junio hasta la mitad de septiembre, son 15 personas, y posiblemente no hagan falta este año, y veremos si entre nosotros sobra alguno», lamenta el gerente Andrés Yus, cuya empresa se compone de 50 empleados. Esta distribuidora de bebidas trabaja por toda la provincia turolense y la cancelación de citas como las fiestas del Ángel de la capital, le afecta. «Un producto como la cerveza se va a notar, con aproximadamente mil barriles menos», afirma su gerente. Aún así, Yus se mantiene optimista. «Cuando empiezas un negocio es peor. Esto es volver a empezar, pero con experiencia y situado ya. Va a ser difícil, pero habrá que ir solventándolo poco a poco», comenta.

Pablo Colomer, junto a su hermano y dos trabajadores más, dedica su labor profesional a Ruedolé, empresa y ganadería taurina propia, dedicada a lidia y festejos populares, con gestión de plazas de toros y organización de festejos y gestoría taurina. Colomer define la situación como «una incógnita», ya que han perdido los eventos programados para las próximas semanas y no saben si trabajará a partir del mes de junio.

Ruedolé afirma ser una de las sociedades con más actuaciones en la provincia de Teruel. El próximo domingo debían acudir a Ariño al toro embolado, ya que se encargaban de los permisos y llevar el animal; a finales de mayo, tocaba Mosqueruela, pero ambas citas se han suspendido. Y la de Alfambra, en junio, sigue en pie, pero se está pendiente de ella. Además, en su finca realizan fiestas privadas, que también han sido canceladas y ya no van a tener lugar en los próximos días. Por otro lado, esta empresa de Calanda, que de mitad de julio a septiembre trabaja todos los fines de semana, lleva mes y medio esperando la respuesta de varios presupuestos entregados. «Ni las comisiones de fiestas han contactado, ni los ayuntamientos han sacado pliegos. Hubiesen surgido cosas que ni siquiera han salido», explica el gerente. Otros festejos, a los que las administraciones otorgaron presupuesto, ni siquiera se han adjudicado. Además, realiza actividades paralelas, como capeas, gran prix y alquiler de ruedo portátil y corrales, entre otras, por lo que su labor se alarga desde mitad de abril a mediados de octubre.

«Creo que necesitamos, yo como cualquiera que se dedique a las fiestas de los pueblos, que hubiese concreción a la hora de definir la temporada», apunta. «Habría que tener todo listo y es complicado porque dependemos de los resultados del virus», añade. El calandino considera que, al tratarse de localidades pequeñas, cabe la esperanza de seguir trabajando, e insiste en que «lo importante es la salud, pero esta situación le puede afectar porque es nuestro medio de vida», asegura el empresario.