El final de la temporada de caza menor comienza a notarse en las perreras y protectoras oscenses que cada día reciben a galgos, podencos y sabuesos que meses más tarde volverán a ser demandados por los cazadores para volver a incorporarse a las capturas, según ha denunciado Equo Aragón.

"Las perreras ya comienzan a verse sobrepasadas, un fenómeno que se repite todos los años aunque ahora con más incidencia por la crisis y los costes que supone mantener a los animales que acaban abandonados, llevados a las perreras o, peor aún, sacrificados por sus propios dueños", ha explicado a Efe el co-coordinador de Equo Aragón, Jorge Luis.

Aunque todavía no cuentan con datos sobre abandono animal, desde la formación política trabajan para poner cifras a una tendencia que aseguran ha aumentado en el último año y en la que la crisis es "un factor más para desentenderse de ellos".

Señalan que lo más "sorprendente" de este fenómeno es que los perros son utilizados como "instrumentos desechables para la caza", dejándolos en las perreras cuando ya no los necesitan y volviendo a solicitar otros ejemplares al comienzo de una nueva temporada.

A este abandono puntual se suma la llegada de cada vez más animales a las protectoras y perreras municipales, la mayoría gatos y perros enfermos cuyos dueños los han dejado en la calle para no hacer frente a los gastos veterinarios, según ha explicado a Efe María Fanlo, una particular que trabaja voluntariamente en la protección animal en Huesca.

Como Fanlo, en la capital oscense hay un grupo de más de 30 personas coordinadas, a través de las redes sociales, para encontrar casas de acogida y poner solución a este problema, "en el que ahora volveremos a vivir un repunte por el tema de la caza".

Según explica la voluntaria, este grupo de protección quiere proponer al Ayuntamiento de Huesca que se instaure la figura del "controlador de colonias", personas encargadas de hacer un seguimiento de los animales callejeros.

En la capital oscense hay más de una decena de colonias repartidas en distintos barrios de la ciudad, "la gente los alimenta y muchos están más o menos controlados, pero no de una forma legal", ha agregado Fanlo.

La labor del controlador comienza con la identificación de los animales y, tras esta, la esterilización de los gatos y la castración de los perros para evitar más camadas.

"En el caso de los perros y gatos abandonados se les intenta buscar una casa de acogida o alguien que los adopte y, en el caso de los callejeros, la labor se centra en controlar que los animales tengan un buen estado de salud", ha señalado la voluntaria.

Para el co-coordinador de Equo Aragón, "la labor de estas personas es fundamental, pero son las instituciones las que tienen que comenzar una campaña de concienciación y poner medidas y soluciones a las barbaridades que se cometen con los animales en Huesca y en general en Aragón".