Rogelio Alonso (Calatayud, 1970) es profesor de Ciencias Políticas y experto en terrorismo. Acaba de publicar La derrota del vencedor. La política antiterrorista del final de ETA, que fue presentado ayer en Zaragoza.

Acaba de editar su tercer libro sobre terrorismo con un título que ya de por sí es polémico: la derrota del vencedor. ¿Por qué considera que ETA ha vencido?

-Aunque el Estado ha logrado debilitar la organización terrorista hasta forzarla a detener sus asesinatos, lo que no han librado los gobiernos de Zapatero y Rajoy, por su dejadez, falta de voluntad y falta de determinación, es un combate político e ideológico contra el terrorismo nacionalista.Por ejemplo, los representantes de ETA están en las instituciones democráticas sin condenar el terrorismo de la banda. La interpretación nacionalista del terrorismo está siendo utilizada hoy en día por el PNV para justificarlo y legitimarlo.

Hablando del PNV. Usted destaca en su libro una cita del lehendakari Aguirre:<b> «Si nuestra causa costase una sola gota de sangre ajena, yo dejaría de ser nacionalista».</b>..

-El papel del PNV ha sido siempre fundamental tanto en el País Vasco como en la política nacional. De hecho, hoy está en manos del PNV la moción de censura a Rajoy. El profesor Aurelio Arteta planteó una vez un temor que comparto porque se ha materializado: el triunfo de la simplista idea de que una vez acabados los asesinatos todos los fines serán considerados absolutamente legítimos. Es decir, que una vez detenidos los medios violentos, todos los fines nacionalistas fueran legítimos. El PNV se ha beneficiado de esa violencia y debemos tener muy presente que hoy habría ciudadanos que estarían vivos si fueran nacionalistas. ETA hoy puede reivindicar que matar le ha sido eficaz. El PP y PSOE ha acabado aceptando la idea de final de ETA del PNV porque han sido sus rehenes para poder gobernar España.

<b>SEnD</b>Usted destaca a lo largo de su libro que ETA va más allá de las bombas, de los disparos en la nuca o de los secuestros. Habla de la «ley del silencio» ¿Considera que es un método para seguir venciendo?

-Lo que hizo fue deshumanizar a las víctimas, cosificarlas. Al no presentarlas como personas los sentimientos desaparecen en los asesinatos. Eso es crear un clima de exclusión moral y política y eso todavía permanece en determinados municipios de la sociedad vasca y navarra. Las élites políticas no han diseñado y aplicado políticas para librar ese combate ideológico. No existe igualdad de condiciones para los ciudadanos en el territorio. Evidentemente ha habido una mejora, ya no hay muertes, pero el problema está cuando se hace política como si ETA no hubiera existido y que sigue condicionando la realidad.

-¿El hecho de legalizar Bildu y posteriormente Sortu complica la derrota total? ¿Fue culpa de la política, del Tribunal Constitucional o de ambos?

-Por supuesto que la complica. En primer lugar hay que resaltar que hubo votos discrepantes en el Tribunal Constitucional. No obstante, no cabe la menor duda de que el Constitucional se excedió en sus competencias porque era del Supremo. De hecho, había informes policiales que hablaban de ilegalización. También hay que destacar que el Constitucional se pronunció en contra de su jurisprudencia. Por ello, tal y como demuestro en el libro, esta decisión fue política e instada por el PSOE, puesto que así lo había negociado el Gobierno de Zapatero con ETA. En una sociedad como la actual en la que se relativiza todo hay que pensar que en un Estado en el que se ha asesinado a ciudadanos se admita el fraude de ley y se inste al mismo. ¿En qué lugar deja el sacrificio de tantos ciudadanos? Esto es una derrota, no se les ha exigido una condena para poder estar en las instituciones. Hay más de 300 crímenes sin resolver. <b>

-Usted en su libro aporta una documentación clasificada hasta la fecha que cambia el discurso principalmente del Gobierno del PP. Habla nada menos que de admitir «un final sucio». No revele todo, pero qué es lo que significa.

-Implica normalizar el fraude de ley, que las negociaciones de ETA y el PSOE dan sus frutos porque el PP acepta la hoja de ruta. Entre las cuestiones que admite está la derogación de la doctrina Parot, la excarcelación de Bolinaga o que se le niegue a las víctimas la justicia penal y política. Es por ello que ahora habla Rajoy o Zoido en futuro sobre que no habrá impunidad, cuando sí la ha habido. Cabe recordar que Josu Ternera, que está prófugo por el atentado a la casa cuartel de Zaragoza, hizo el último acto de propaganda de ETA. Los servicios de inteligencia le tuvieron localizado en Noruega y Suiza y no le aplicaron la orden de busca y captura.

-Pero parece ilógica esa postura en el contexto en el que se produjo. Rajoy ganó a un PSOE en crisis tras el paso de Zapatero y partidos como Ciudadanos o Podemos no estaban. ¿Por qué?

-Acepta un modelo diferente a Aznar, el inspirado por el nacionalismo vasco. Han sido bastante incongruentes. Rajoy empieza a gobernar en el 2012 y en ese momento había unos informes de inteligencia que alertaban de la posibilidad de que no fuera una tregua definitiva. En ese Gobierno hubo miedo al último muerto si rompía la política antiterrorista de Zapatero. <b>

-¿Que se celebren actos en homenaje a terroristas y la Delegación del Gobierno en el País Vasco no los prohíba es una señal de que sigue esa hoja de ruta?

-El problema es que no se está cumpliendo la ley porque el Gobierno no tiene liderazgo ni determinación política para ocuparse de cuestiones fundamentales. Estos homenajes suponen una legitimación del terrorismo y es incongruente con decir que no va a haber olvido.