El exgeneral de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo ingresó ayer en el Servicio de Urgencias de la Clínica Montpellier de la capital aragonesa, aquejado de un problema cardiaco. Según fuentes familiares, el exmilitar sufrió una arritmia cuando se dirigía al centro sanitario para entrevistarse con el médico cardiólogo que le atenderá habitualmente.

El ingreso se produjo alrededor de las seis de la tarde y los hechos fueron puestos en conocimiento de Instituciones Penitenciarias.

Rodríguez Galindo, de 65 años, padece una dolencia cardiaca que aconsejó su excarcelación el pasado viernes de la cárcel Ocaña II, y su traslado a su domicilio en Zaragoza, donde continuará cumpliendo condena, ya que sólo puede abandonar la casa para acudir al médico o someterse a los tratamientos que se le impongan.

El exmilitar cumple desde mayo del 2000 una condena de 75 años de privación de libertad, tras ser condenado por los asesinatos de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala en octubre de 1983, cuando estaba al frente del acuartelamiento de la Benemérita en Intxaurrondo.

Su excarcelación responde a la decisión de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias de que el exgeneral cumpliera el resto de la condena en su domicilio por motivos de salud. Esta decisión no implicaba la concesión del tercer grado y ha generado una fuerte polémica política.

Galindo, que ingresó en la prisión militar de Alcalá de Henares en mayo del 2000, cuando el Tribunal Supremo elevó en cuatro años la condena inicial que le había impuesto la Audiencia Nacional, fue trasladado el 13 de julio de 2003 a la prisión civil de Ocaña (Toledo), quince meses después de que perdiera la condición de militar como consecuencia de la sentencia. El exgeneral había recurrido el fallo ante el Tribunal Constitucional, que en julio de 2002, le denegó el amparo por siete votos a cinco.

Su familia había pedido el indulto para él desde julio de 2001, aunque la Fiscalía y el Supremo informaron en contra de su concesión. El pasado mes de marzo, el juez de Vigilancia Penitenciaria modificó su régimen carcelario para que progresara a tercer grado sin necesidad de cumplir la mitad de la condena.