Cuatro días de puente, la relajación de los confinamientos perimetrales en las tres capitales de provincia de Aragón y la proximidad de las fiestas navideñas han dejado estos días imágenes de cierta aglomeración, sobre todo en Zaragoza, en calles y centros comerciales que no han pasado desapercibidas a ojos a nadie. Esta semana apunta a ser «clave» para el devenir de cómo serán las Navidades en la comunidad y varios expertos consultados por EL PERIÓDICO coinciden en que si la incidencia se dispara en los próximos días, las restricciones se endurecerán.

En cualquier caso, todos coinciden en que la restricción de aforos es «fundamental» y una «buena medida» a mantener durante este puente porque «limita» los contactos. «Creo que no habrá un repunte de casos, pero sí me da más miedo la movilidad que se ha dado fuera de Zaragoza capital porque puede derivar en focos puntuales, por ejemplo, en la zona del Moncayo. Aunque tampoco tendría que ser así si la gente ha guardado las distancias y además se está al aire libre. Es una semana para estar expectantes», indicó Nacho de Blas, epidemiólogo veterinario y profesor del Departamento de Patología Animal en la Universidad de Zaragoza.

«Sobrevivimos al Black Friday y de hecho hemos llevado una tendencia descendente. No tendría que haber mucha variación y ojalá sea así, porque sino podría cambiar las restricciones para Navidad», añadió de Blas. «El sábado estuve por el centro de Zaragoza y es cierto que había mucha gente, pero en las tiendas se respetaban los aforos, algo fundamental, y a las 20.00 horas o incluso antes muchas terrazas ya cerraron», dijo.

El centro de las ciudades en estas fechas (no solo en Zaragoza, sino en todo el país) es un foco de atracción. Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza y catedrático de Patología Animal habla del «síndrome gregario» de los ciudadanos. «Parece que a todo el mundo le gusta ir por Independencia, por la calle Alfonso o hasta el Pilar, pero se puede optar por otras vías en Zaragoza, que son muy anchas, si vemos que hay mucha gente. Lo mismo pasa en los centros comerciales. Si uno va a Puerto Venecia y está a rebosar, debe evitarlo porque cualquier aglomeraciones es un riesgo», indicó Badiola, que consideró «un acierto» el encendido por sorpresa de las luces de Navidad. «Si se hubiera anunciado una hora, las personas se habrían agolpado porque esto es así. Luego lo piensas y esas luces están todas las navidades, pero el ser humano tiende a esto», añadió.

VALORAR EL «ESFUERZO» / Desde el hospital Miguel Servet, el jefe de servicio de Microbiología y Parasitología, Antonio Rezusta llama a la «responsabilidad individual» para evitar males mayores en unas semanas. «Tenemos la esperanza muy cerca y hay que hacer un esfuerzo en los próximos 10 días. La sociedad está cansada de la situación, y sale a la calle porque está permitido, pero el comportamiento individual y valorar el esfuerzo hecho por todos debe tenerse muy presente», indicó Rezusta. «Cualquier ruptura de la distancia es un riesgo, está claro, por lo que el control de aforos es evidente que debe seguir regulado», añadió. «Si nos protegemos ahora y también protegemos a los demás, tendrá consecuencias en la Navidad», remató.

Por su parte, Carlos Aibar, jefe de servicio de Medicina Preventiva del hospital Clínico, consideró que es «entendible» que los ciudadanos quieran salir a pasear por su ciudad. «Se trata, en definitiva, de convivir, pero por elemental precaución deben evitarse aglomeraciones, sobre todo en espacio cerrados o insuficientemente ventilados», insistió. Respecto al futuro más inmediato, el doctor fue cauto. «Es difícil predecir nada, pero hay unas recomendaciones generales de esta enfermedad, que se transmite por contacto, que están por encima de todo», dijo