Un informe de la doctora Cristina Andreu, del Instituto de Medicina Legal de Aragón, certifica que uno de los hermanos detenidos --y excarcelados-- en relación con el crimen de Cadrete, Juan Manuel M. M., es 100% imputable en cuanto a su capacidad mental.

Los resultados de su exploración psicológica "son compatibles con la normalidad, sin evidencia de retraso mental", y no muestran "ninguna limitación cognitiva o psicopatológica que pudiera modificar sus competencias cognitivas o volitivas en relación a los hechos juzgados, teniendo completa capacidad para la comprensión de la ilicitud de los mismos". Es decir que, sea cual sea el grado de implicación que un futuro jurado crea que tuvo en el crimen, no vería rebajada su condena por el aspecto mental, salvo que su letrada, Carmen Sánchez, pueda contradecir estas conclusiones.

RELACIÓN El documento, aportado anteayer a las diligencias --que encaran su recta final--, recoge, como ya confesó en una comparecencia voluntaria ante el juez, que conocía la mala relación de su hermano Cristóbal M. M. con su pareja Vanessa Barrado, con "discusiones frecuentes sobre dinero", vigilancia de las relaciones de Vanessa en redes sociales, problemas de celos o censura sobre la ropa que vestía la joven asesinada. En la exploración recordó que su hermano le decía a la madre de su hijo "que no llevara falda corta".

También expresa desaprobación por el asesinato, al decir que "no tenía que haber acabado así, que se hubieran separado". En cuanto a su responsabilidad en el crimen, la forense indica que se muestra "evasivo", con frases como "pruebas no hay".

Las pruebas a las que fue sometido Juan Manuel M. M., que cobra una pensión por incapacidad total por una enfermedad degenerativa --entre otras dolencias--, acreditan que su hipoacusia (sordera) del 38% "afecta en modo muy leve a su capacidad de decodificación del lenguaje en contextos no ruidosos de conversación". Él aseguró que no oyó los gritos de Vanessa, que los vecinos sí escucharon.

El informe recoge que no padece problemas destacables de memoria, ni problemas de autonomía (por ejemplo, a la hora de gestionar su medicación o mantenerse). En las entrevistas refirió también aficiones como los pintores impresionistas o la lectura de Antonio Machado, y recuerda que pasó miedo en prisión por los otros presos.