Igor el Ruso, el hombre que asesinó a dos guardias civiles y a un ganadero en diciembre del 2017 en Andorra (Teruel), es un psicópata. Así se desprende del informe de valoración pericial psicológica realizado por el Instituto de Medicinal Legal de Aragón (IMLA) y que ha sido remitido al juzgado que instruye este triple crimen.

Tras un análisis con una duración de más de dos horas y media, las psicólogas forenses Cristina Andreu y Victoria Mínguez llegan a la conclusión de que sus «características de personalidad y sus antecedentes delictivos permiten calificarlo de muy peligroso». «Teniendo en cuenta el horizonte procesal tanto en España como en Italia, se puede pronosticar que actuará para evadirse de la acción de la Justicia de modo calculador, asumiendo riesgos y empleando toda la violencia instrumental necesaria, cuando tenga la mínima oportunidad de evadirse».

Resaltan además que la conducta delictiva que se juzga fue «organizada y racional desde una perspectiva criminal de la relación coste-beneficio».

PRUEBAS / Para llegar a este diagnóstico, estas especialistas del IMLA le practicaron una entrevista psicológica, así como varias pruebas de valoración a nivel internacional. Entre las observaciones que destacan es que «tiene rasgos marcados de facilidad de la palabra y encanto superficial, sentido desmesurado de la autovalía, mentiras instrumentales y capacidad de manipulación». «Niega explícitamente sentimientos de remordimientos o de culpa por los hechos que cometió», destacan.

Las forenses también analizaron su estilo de vivir, ya que este hombre de 37 años nacido en Serbia llegó a España en bicicleta, llegando a dormir en pleno monte turolense. Respecto a esta faceta, aseveran que «tiende a la asunción de riesgos debido a su baja ansiedad y ausencia de miedo, una características que le predispone a aceptar retos y adoptar riesgos». «Es una persona antisocial, puesto que presentó problemas de delincuencia en etapas tempranas, mostrando versatilidad criminal y con el delito como modo de vida».

NARCISISMO / Destacan especialmente su trastorno narcisista de la personalidad «con un sentido de la autoimportancia y con reacciones de enfado-ira cuando se le cuestionan sus especiales habilidades paramilitares».

«El esfuerzo físico tiene como objetivo no solo la mejora de sus capacidades y del componente estético, sino que también le proporciona una percepción de control y poder con la que disfruta», argumentan estas forenses, quienes destacan un detalle curioso: «en sus lecturas de cómic se identifica sin confusiones de identidad de tipo delirante con los personajes más poderosos y fuertes».

Igor el Ruso, alias que responde al nombre de Norbert Feher, también cumple criterios que demuestran que fracasa para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal. «Se evidencian falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado o robado a otros e irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas». Ahora se refugia en la Biblia, una forma de perfeccionarse.

Norbet Feher también fue sometido a una exploración forense a nivel mental. Los especialistas del IMLA que le analizaron concluyen que «no tiene déficit intelectual

ni deterioro cognitivo ni otro tipo de patología psiquiátrica que suponga menoscabo

alguno de su capacidad de comprender la naturaleza y consecuencia de sus actos».Por tanto, consideran que es una persona plenamente

imputable. Resaltan los doctores Dolores Ramón y Gustavo Sierra que Igor el Ruso reconoce los hechos, llegando a situarlos en tiempo y espacio. Su conducta, añaden, fue «reflexiva puesto que valoró que era un buen tirador con expresiones como: «soy rápido», «conozco la anatomía humana» o «sabía dónde disparaba». También resaltan que «no obedeció a un mecanismo de defensa, sino que tomó la iniciativa de atacar primero y con una finalidad de eliminar obstáculos». Tampoco muestra respeto por la vida.