El río Ebro ha experimentado una fuerte crecida a su paso por Zaragoza como consecuencia de las fuertes lluvias caídas durante los últimos días en la cabecera de la cuenca y que han afectado especialmente a sus afluentes en las comunidades de Cantabria y Navarra y en la provincia de Burgos, en Castilla-León.

"No se ha decretado el estado de alerta porque la situación es normal", indicó ayer un portavoz de la Confederación Hidrográfica del Ebro que reconoció que "el Ebro está alto, aunque no se encuentre en avenida".

El Ebro registró a las 08.00 horas de la mañana de ayer una altura de 3 metros y 43 centímetros y un caudal de 1.182,55 metros cúbicos por segundo en la estación de aforo situada bajo el puente de Santiago. Sin embargo, a última hora de la tarde, los mismos valores habían descendido a 3,21 metros y a 1.055 ,7 metros cúbicos, respectivamente.

La rápida subida del caudal se produjo a partir del pasado domingo, cuando el río llevaba 587 metros cúbicos de agua por segundo y alcanzaba una altura de 2 metros y 35 centímetros en la capital aragonesa.

PREOCUPACION EN PRADILLA "Esta situación no guarda ningún parecido con la que se produjo el año pasado por estas fechas", señalaron en la Confederación Hidrográfica del Ebro, en referencia a la crecida que anegó pueblos y tierras de la Ribera Alta y los barrios zaragozanos más cercanos al cauce a principios del mes de febrero del 2003.

Las mismas fuentes señalaron que no se prevé un incremento sostenido y peligroso del caudal de manera inmediata, dado que la estación de aforo de Castejón, en Navarra, arrojó en la tarde de ayer 968 metros cúbicos por segundo, "lo que apunta a un paulatino descenso del nivel del agua".

Sin embargo, los vecinos de Pradilla, la población ribereña más castigada en las pasadas inundaciones, se mostraban ayer "preocupados", en palabras de su alcalde, Luis Eduardo Moncín.

"Nos da miedo que el Ebro baje otra vez a tope porque todavía falta por reconstruir un dique que quedó destruido el invierno anterior", comentó Moncín, quien indicó que "el agua, de momento, ya ha invadido la red de alcantarillado".

Por otro lado, las lluvias caídas durante el presente invierno han tenido un efecto positivo en los embalses del Ebro, que en la actualidad se encuentran al 81,8% de su capacidad, tres puntos más que el año pasado por estas mismas fechas.