La Guardia Civil continúa investigando la supuesta extorsión que los miembros del clan Zapato Veloz realizaron al ya retirado cura de Borja, Florencio Garcés, por las que este descapitalizó las cuentas parroquiales. Desde el primer momento se habló de unas fotos comprometidas del sacerdote, por lo que han analizado varios teléfonos móviles. En el último atestado, que se suma a los más de 4.000 folios de pesquisas, resaltan cuatro imágenes de evidente contenido erótico, especialmente dos en las que se ve la práctica de sexo oral por parte de uno de los imputados. En el resto se ve como una persona se agarra el pene.

Todas ellas habían sido borradas por la persona propietaria de este terminal, Lurdes P. M., que fue una de las últimas arrestadas en esta operación bautizada con el nombre de Espino. Una forma de proceder que para la Benemérita demuestra dos cuestiones: que no había reparos para inmortalizar este tipo de actos sexuales y que han podido eliminar pruebas.

ANÁLISIS De lo que no tienen ningún género de dudas es que la persona que realiza la felación es esa mujer, puesto que realizan un análisis detallado de sus rasgos faciales a partir de las fotografías de su ficha policial. Ahora, queda saber de quien es ese miembro viril, por lo que han mandado todos los terminales intervenidos a los Zapato Veloz a los laboratorios centrales de este cuerpo. No solo deben poner nombre al hombre que sale en esas imágenes, sino también realizar un estudio de los móviles para intentar hallar más fotografías, a través de los dispositivos especiales que utilizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Los agentes que realizaron este informe que obra en manos de la juez instructora de Tarazona afirman que "no resulta de modo alguno descabellado que estas fotografías pongan de relieve la posibilidad de utilizar una fotografía como medio de extorsión sobre la figura del párroco".

SEXO Y DINEROTambién resaltan que varias fotografías "no han sido realizadas por ninguna de las personas que aparecen en la imagen, pues el ángulo de las mismas hace bastante difícil que las mismas fuesen tomadas por ellas".

El instructor de estas diligencias mantiene que no se puede olvidar que al margen de las creencias, votos o compromisos espirituales, un sacerdote no deja de ser un ser humano sexuado, por tanto a priori, con unas necesidades. Ante ello, reconoce que "no puede resultar extraño, ajeno e imposible que don Florencio Garcés sucumbiera al axioma de que el sexo es el motor del mundo". "Es comprensible que para mantener la honra no quiera reconocer la realidad", asevera.

Asimismo, afirma que "es imposible que una persona de la inteligencia y formación como la investigada sufra en un transcurso breve de tiempo --mayo a noviembre del 2013-- una estafa con casi idénticas circunstancias y perdiendo 82.000 euros entre ambas denuncias interpuestas por él".

La Guardia Civil se reitera en la extorsión y vuelve a destacar que el religioso recibió 1.299 llamadas de esta familia.