Está la muerte de Enrique Gastón Sanz, al filo de sus ochenta años, a uno de la de su hermano Emilio, y un mes de la de Gonzalo Borrás, los tres miembros de aquella generación que anduvo en Andalán, la Enciclopedia Aragonesa, los partidos de izquierda, y una nueva cultura.

Tras licenciarse en Derecho y Letras (luego doctor), se diplomó en estudios europeos en Nancy, y fue profesor en Escocia, Canadá y Chile y la Universidad Complutense, justo cuando se configuraba el estudio de la Sociología. Ya le conocíamos en Andalán, donde colaboró mucho, cuando se incorporó al crearse en 1974 la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad, al departamento de Sociología, como su primer director (también dirigió unos años la nueva Escuela de Estudios Sociales).

Enrique Gastón fue también el principal impulsor y primer presidente de la Asociación Aragonesa de Sociología. Y durante años fue tutor en la Uned de Calatayud. Fue designado en el año 2010 como emérito, y no dejó hasta el final de escribir, trabajar, idear y dirigir proyectos.

Autor de dos docenas de trabajos científicos, director de siete tesis doctorales (entre ellas una muy brillante del mexicano Arturo Azuela en 2009 sobre Implicaciones culturales de una ruta aragonesa. Los casos de Goya y Jaulín), publicó libros muy originales como Cuando mean las gallinas, aludiendo a la prohibición a los niños de hablar ante las personas mayores, y otros varios sobre sociología literaria, del arte, de la música.

Curioso e innovador

De desbordante vitalidad intelectual, lleno de ideas novedosas y proyectos audaces, gran comunicador, de curiosidad universal, sus colegas y amigos recordamos su alegría cuando encontró una partitura que demostraba la influencia del himno español en el de los Estados Unidos. O su trabajo en la Universidad de Nancy: Apporte à l’étude de Bizancio de Ramon Sender, con materiales encontrados en la de Wisconsin- Madison. Otro texto memorable fue Teoría del caos y sociología del arte. Aportaciones de Max Weber, en libro homenaje a Ángela López que coordinó Carlos Gómez Bahillo. Le preocupó siempre la capacidad transformadora de la cultura: «no sólo es científico lo que sirve para conocer, sino también lo que sirve para transforma».

Recordamos su conferencia en «los martes de los eméritos» en abril de 2016 sobre La necesidad de estudios científicos sobre el altruismo. O su Proyecto del corredor medioambiental de la Amazonia. De los Andes al Atlántico. Sus análisis de asuntos emblemáticos y simbólicos. Y Sobre sociología del arte: las relaciones entre la pintura y el ballet.

Le encantaba rebuscar en anticuarios y libreros de lance, y así encontró en 2011 un aguafuerte de Goya que cedió al Gobierno de Aragón con destino al Museo de Zaragoza.

Su última alegría

Enrique Gastón tuvo en la citada Jaulín su Macondo. Se reunía en este municipio con sus vecinos, amigos, viajeros, lo que le sirvió para potenciar muchos cambios culturales. Hace tan solo un par de meses recordaba su alcaldesa, Marta Julián, que Enrique había aportado «un sinfín de ideas que han contribuido al conocimiento y desarrollo medioambiental». Y por ello se aprobó durante un pleno municipal, por unanimidad, su nombramiento como hijo adoptivo y bautizar con su nombre al parque de la balsa. Era su última alegría.