--Quiero empezar con usted el año: ¿Se ve con optimismo?

--Tenemos que vernos porque si no caemos en la derrota. Hemos de creer que el 2014 será mucho mejor que el 2013.

--Tienen proyectos en la mano ilusionantes.

--Creo que sí; esperamos abrir en abril el balneario, con unas 50 habitaciones, que son las mínimas para que sea rentable. Eso puede ser un punto de atracción muy grande. Pero hay que tener mucho cuidado al elegir la gerencia porque hemos visto casos en la provincia de hoteles que han cerrado por mala gestión. No se trata solo de abrir un negocio, hay que saber llevarlo.

--Van a ser subsede de Dinópolis.

--Exacto, eso nos dará también un impulso muy importante porque se ha demostrado que en Teruel, Dinópolis ha sido la atracción más rentable. Aquí se encontró ese esqueleto de dinosaurio y hay muchos más restos. Vamos a potenciar ese aspecto. Estamos además en el Parque Cultural del Río Martín, que añade un atractivo especial.

--No debe haber muchos alcaldes mineros de verdad.

--En Asturias y León. Pero a mí no me gusta llamarme minero porque yo no bajo a poner barrenos. Tengo mucho respeto por los que hacen las labores duras...

--Pero es minero...

--Sí, lo soy, bajo a la mina y trago polvo.

--La mina forma parte del paisaje de los niños de esta zona.

--Claro. Mi padre estuvo treinta años en la mina. Los chicos de esta zona dejaban la escuela con 16 años y ya se metían de pinches en la mina. Era el destino natural de todos.

--Y además es alcalde.

--Eso es; y sin embargo la nueva legislación sobre administración local elimina concejales. Es una locura, porque habrá menos gente trabajando para los ciudadanos. No entiendo por qué lo hacen; yo no cobro, a mí me cuesta dinero ser alcalde.

--Han sido noticia en toda España por la lucha del carbón.

--Exacto. No nos quedaba otra. El carbón lo defendemos porque sigue siendo imprescindible en esta política energética. El gas y el petróleo suben de precio cada año y el carbón es el único producto autóctono español, que estará ahí cuando todo falle.

--¿Ve con optimismo esta comarca?

--La veo muy complicada. En los pueblos se vive bien y es una pena que todo el mundo quiera irse a Zaragoza. Aquí hay vida, pero hay que pensar proyectos rentables, adecuados al territorio, porque se han cometido muchos errores.