Prisión provisional para César Román, conocido como 'el rey del cachopo'. Esa ha sido la decisión que acaba de tomar la titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza, Nicolasa García. Se ha basado en la orden de busca y captura internacional que pesaba sobre él en el marco de una investigación por un delito de homicidio y, en concreto, por la muerte de su novia Heidi.

Este hombre ha pasado a disposición judicial esta tarde, sobre las 17.00 horas, en una conducción ordinaria de detenidos. Esta mañana ha estado ante el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía que ha intentado tomarle declaración, si bien se ha acogido a su derecho a no declarar. Ante la magistrada ha hecho lo mismo, puesto que no tenía opción de ello, ya que el procedimiento puesto en marcha por la jueza de Madrid que investiga el caso así lo dispuso en el caso de que fuera detenido.

Su abogado defensor, Javier Notivoli, ha estado presente en ambas momentos. Según ha explicado a los medios de comunicación, en todas las ocasiones en las que se ha podido reunir con él, César Román le ha insistido en que es inocente. La jueza de Zaragoza se ha inhibido a favor del Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid, ya que es no es su competencia la investigación.

DETENIDO AYER

Se hacía llamar «chiqui», había cambiado su imagen: se había rapado el pelo, se había dejado barba y estaba mucho más delgado. Así vivió durante dos meses en el zaragozano barrio de Delicias César Román, conocido como el rey del cachopo y al que la Policía Nacional buscaba por la muerte y posterior descuartizamiento de quien fuera su novia, Heidi. No guardó especiales medidas de seguridad, salvo el cambio físico y la asunción de una identidad falsa -Rafael Rujano Contreras- con la que consiguió trabajo como cocinero en el restaurante Gerardo.

Fue ahí, entre los mismos fogones por los que se hizo famoso por su emprendimiento en el mundo de la hostelería, donde fue arrestado por miembros del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Pasaban las 10.15 horas cuando estos agentes recibían la llamada de Raquel Contreras, quien alertaba de las sospechas de que el rey del cachopo, del que estaban hablando en la televisión en ese momento, era su cocinero. «Hablé con mi marido y pensamos que podía ser una falsa alarma. Yo no estaba del todo segura, porque respecto a la foto estaba diferente, pero pensé en lo de la pobre chica asesinada e inmediatamente he pensado en mi hija y he visto claro que lo mejor era llamar a la Policía».

Los agentes le preguntaron por un detalle que solo una persona que ha podido tener relación con él se fijaría, ya que en las fotografías que se habían distribuido de su desapareción no se veía. La separación entre sus dientes. «Les dije que en eso no me había fijado, la verdad, pero fueron rápidos y vinieron», señaló Raquel a este diario, quien relató que le preguntaron si estaba en ese momento en el interior del establecimiento. Les dijo que hasta las 11 horas no entraba a trabajar y decidieron planificar la forma en la que proceder a su detención.

Finalmente, tal y como explicó Raquel, uno de los agentes entró diciendo que iba a recoger un pedido de madejas, una circunstancia que el rey del cachopo sabía de antemano. Cuando le dijeron que pasara al interior de la cocina a por ellas se procedió al arresto. No hubo resistencia, incluso cuando le preguntaron si respondía al nombre de César Román este contestó: «Sí, soy yo». Les espetó que tenía que ir a su casa a recoger una mochila. Los agentes se lo impidieron y le espetaron que ya volverían, pero con una orden judicial de entrada y registro.

4 MÓVILES Y TARJETAS PREPAGO

Ya por la tarde, sobre las 19.30 horas, agentes del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Aragón y de Madrid -que se desplazaron a Zaragoza- fueron al piso que compartía en el número 18 de la calle Portugal. Vivía en una pequeña habitación poco amueblada.

Durante el registro, el encausado aseguró: «Yo no he sido, ella no es Heidi»; en relación al cotejo del ADN del cuerpo que apareció descuartizado dentro de una maleta en el distrito madrileño de Usera el pasado mes de agosto y que respondía a Heidi Paz, su novia. Cuando llegó su abogado, Javier Notivoli, mantuvo una actitud risueña y muy calmada.

Los agentes intervinieron en la habitación, según pudo saber este diario, cuatro teléfonos móviles, tres tarjetas prepago con 10 euros cada una de saldo, así como diversa documentación. Todo ello será ahora analizado por los investigadores para intentar reconstruir sus pasos.