Después de dos días deliberando, el jurado popular constituido en la Audiencia Provincial de Zaragoza para el juicio por el crimen de los tirantes emitió un veredicto de culpabilidad. Consideró que el acusado Rodrigo Lanza Huidobro asesinó de una paliza a Víctor Laínez en diciembre del 2017 en el bar El Tocadiscos, en el zaragozano barrio de La Magdalena. Consideraron que actuó por la espalda, es decir, con alevosía; que no hubo ningún arma que justificara la supuesta defensa propia que alegó el acusado y rechazaron que hubiera ensañamiento. Lanza, tras escucharlo, se derrumbó.

La decisión no fue por unanimidad, pero sí por mayoría de ocho a uno del total de miembros que conformaron el tribunal popular. Ello conllevó que Fiscalía solicitara una condena de 20 años de cárcel, mientras que los abogados de la acusación particular, José Luis Melguizo y Enrique Trebolle, elevaron la pena a 23 años de cárcel, al igual que la acción popular ejercida por Vox a través de su diputado y abogado David Arranz. También fijaron la indemnización en 500.000 euros. El Gobierno de Aragón, por su parte, solicitó que se le abonen los casi 6.000 euros de gasto sanitario que la administración hizo en intentar salvarle la vida a Laínez, quien murió días después en el hospital Clínico.

La defensa ejercida por Endika Zulueta rechazó esas peticiones, afirmando que no podía ser condenado por asesinato ya que hay una votación errónea del jurado y, por lo tanto, el veredicto no es válido. No obstante, de forma alternativa por si la magistrada presidenta María José Gil Corredera considera que Lanza es culpable, mantuvo que no se puede aplicar la agravante de alevosía ni la de motivos ideológicos “porque está mal formulada la pregunta del objeto de veredicto”. "No habiendo alevosía no hay asesinato, por lo que propongo un delito de lesiones con resultado de muerte no querida con la atenuante de influencia de alcohol la única condena posible son dos años", apostilló.

Los miembros del jurado consideraron como hecho probado que todo se inició después de que un amigo de Lanza le dijera que Laínez “era de extrema derecha o neonazi y que en ocasiones llevaba tirantes con los colores de la bandera española”. “Lanza se aproximó a la víctima, tuvieron una discusión que nadie escuchó, aunque el procesado les dijo a sus amigos que Laínez le había llamado sudaca y que debía volver a su país por extranjero”, señalaron, a la vez que destacaron que anteriormente “le había dicho al fallecido que ese barrio era antifascista y que no querían nazis allí, que no era bienvenido”.

El siguiente encontronazo, el mortal, lo describieron a partir del relato de uno de los testigos de la agresión, el dueño del bar. Consideraron que Laínez fue detrás de Lanza cuando se marchaba del establecimiento. “Mantuvieron un encuentro y la víctima volvió a meterse, momento en el que Lanza tiró su mochila y accedió al local acometiendo por la espalda a Víctor Laínez”, afirmaron.

“El dueño del pub intentó avisarle gritando: ‘Víctor, que viene detrás”; pero no le dio tiempo a volverse y ahí le dio un fuerte golpe con el puño la parte inferior trasera de la cabeza”, señalaron, mientras describieron que dio media vuelta tambaleándose y se cayó al suelo semiinconsciente,.

Fue ahí, según el jurado, cuando Lanza le dio una patada en la cabeza e inmediatamente colocó encima, propinándole puñetazos en la cara y múltiples golpes. Antes de irse le dio otra patada en la cabeza. No pudo defenderse, muriendo de una parada cardiorespiratoria como consecuencia de una contusión en la cabeza.

Una brutal agresión que describen y en la que Laínez no esgrimió ninguna navaja puesto que “la Policía Nacional no la encontró en la inspección ocular”. No es el único argumento del acusado que rechazó el jurado, ya que consideraron que el consumo de alcohol fue leve, que no pudo actuar de frente, obcecado y tampoco con temor.

Ahora la jueza tendrá que decidir qué pena merece Lanza por este crimen. En el anterior juicio, que fue anulado por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), la condena fue de cinco años de cárcel por un delito de lesiones graves en concurso con homicidio imprudente.