El juicio con jurado contra José Ignacio López Montoya, acusado de matar a su mujer, María Rosario Toro Benítez, el 1 de junio del 2003 en un trastero de la calle Puente Virrey de Zaragoza comienza hoy en la Audiencia Provincial. El fiscal pide para el presunto asesino una pena de prisión de 14 años.

Los hechos ocurrieron un mes después de que López Montoya saliera de la cárcel tras el cumplimiento de una condena de ocho años por homicidio. El matrimonio había tenido ocho hijos, pero sólo vivía con ellos el menor y otros seis estaban bajo la tutela de la DGA.

La tarde anterior al crimen, varios testigos vieron que la pareja tenía una fuerte discusión, que se agravó después de que el acusado consumiera varias bebidas alcohólicas en los bares del sector donde vivían, en la calle Puente Virrey.

Según el escrito fiscal, López Montoya, "cada vez más irritado por la prolongada discusión y acrecentada su agresividad por el alcohol", clavó un cuchillo de cocina en la yugular de Rosario y, cuando ésta intentó huir, le asestó una segunda cuchillada.

Al advertir la gravedad de la lesión, el acusado intentó taponar las heridas con un trozo de gomaespuma que él mismo arrancó con el cuchillo de un cojín, pero al comprobar la inutilidad de estas medidas, huyó del lugar, dejando a la víctima en el trastero de su casa mientras ésta se desangraba. Con ella dejó a su hijo de 2 años.

López Montoya se dirigió al domicilio de un hermano para avisarle de cómo se encontraba su esposa y, posteriormente, estuvo en paradero desconocido durante varias horas hasta que se presentó voluntariamente en la Jefatura de Policía. Se había cambiado de ropa y había hecho desaparecer las prendas que vestía en el momento en que se produjo el crimen.

NEGACION DE LOS HECHOS El acusado negó en todo momento que hubiera sido el autor de la muerte de su mujer, pero tampoco ofreció ninguna versión convincente sobre los hechos. No obstante, la víctima había aportado una prueba a la investigación, ya que se encontraba en su mano una cadena que había arrancado del cuello del agresor. Debajo de su cuerpo también había un colgante para llevar fotografías que correspondía a dicha cadena.

El fiscal, que califica los hechos de homicidio con la atenuante de embriaguez y las agravantes de reincidencia, abuso de superioridad y parentesco, pide una condena de 14 años de prisión. La abogada de la defensa, Virginia Marín-Yaseli, alega que el procesado, tal y como él afirma, no fue el autor de la muerte y solicita su absolución.