La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza juzgó ayer a una indigente de origen rumano, E. D., acusada de estafa por haber sonsacado a un anciano con el que trabó amistad una cantidad estimada en 80.000 euros. La Fiscalía retiró la acusación al no ver pruebas de que el denunciante, aunque insista en que eran "todo engaños", no pudiera prever --siendo ingeniero industrial de formación-- que una indigente no le iba devolver el dinero, como los 15.000 euros que le prestó de una vez para una operación inmobiliaria en Rumanía.

Como sostuvo la defensora de la joven, Carmen Sánchez, la Fiscalía no vio engaño, y solo la abogada del denunciante mantuvo la acusación, pidiendo un año de cárcel para la acusada y una orden de alejamiento de 5 años, al considerar al anciano "vulnerable" a la influencia de la mujer.