Se llama Luna Iranzo Prieto, nació el pasado 14 de junio y su nacimiento no sólo ha supuesto una alegría para su familia sino para todo un pueblo. Aunque ella sonríe ajena a todo, su nacimiento es toda una noticia. Ella es el primer bebé que nace en Trasmoz después de 34 años y se suma al censo de la población, que actualmente está en 70 personas. Por ello, la llegada de Luna ha supuesto una alegría a los vecinos del pequeño municipio, que sólo están acostumbrados a oír las voces de los niños en los meses de verano.

Sus padres son una muestra de la apuesta que algunos jóvenes han hecho al dejar la ciudad y vivir en el medio rural. Su padre, José Luis, dejó su trabajo en el sector petroquímica en Tarragona y creó, junto a unos amigos la cooperativa El Acebo de Moncayo, que se dedica a la elaboración de productos alimenticios artesanos.

Así, se convirtió, como dicen sus compañeros, "en maestro quesero". Por su parte, la madre, Cristina, siempre ha trabajado en imprentas y, hasta el nacimiento de la pequeña, se dedicaba al diseño de páginas web en casa. Como apunta, "el teletrabajo te permite trabajar en una oficina o en el salón de tu casa, y sólo en proyectos puntuales se echa de menos a los compañeros".

Según explican, "la vida en un pueblo ofrece muchos alicientes, más de los que la gente piensa, y al contrario de lo que muchos aseguran, los jóvenes pueden tener futuro en el medio rural". Ellos lo califican con claridad: "Calidad de vida". Así lo ve la madre de Luna, que pasea a su pequeña por el camino que recorre el Monasterio de Veruela, con vistas a Moncayo. "Esto sería impensable en Zaragoza, seguro que estaría muerta de calor por el bochorno, esperando a José Luis para salir a dar una pequeña vuelta por la noche, con la fresca; y sin embargo estoy aquí y la niña respira aire puro".

Ambos tienen claro que quieren que la niña tenga una infancia de pueblo, que crezca al aire libre y en la calle. Cristina dice que creció en un pueblo de Zamora, que recuerda como feliz cada día de su niñez, por eso quiere lo mismo para su hija. Además, saben que los vecinos de Luna van a tratarla como a una reina. ¿Y cuando la niña crezca y quiera ir a un centro comercial o al cine? "Pues la llevaremos, ¡si ahora no hay distancias!; cuando yo vivía en Zaragoza, tenía casi una hora hasta el instituto, desde aquí tenemos menos al centro de la ciudad; Trasmoz sigue ofreciéndonos más de lo que nos ofrece la capital" apunta la madre.

Alegría compartida

Ahora viven en Vera aunque buscan casa en el pueblo natal de su hija, a dos kilómetros. La decisión de registrarla en el municipio más pequeño de la comarca fue consciente, impulsado según dicen por el buen trato recibido.

Para el pueblo, sin embargo, ha sido toda una alegría. La alcaldesa, Marimar Salvador, se muestra muy satisfecha con la decisión de la joven familia y espera que su ejemplo anime a otras parejas. Además, la edil trasmocera quiere que Luna sea un nuevo símbolo para Trasmoz, como la brujería o el mítico castillo.