Prudencia Bielsa Gil, de 64 años, estaba convencida de que nunca volvería a ver a dos de sus cuatro hijos, que supuestamente, según la versión oficial, murieron durante el parto, cuando iba camino del hospital de Teruel. Al fin y al cabo, han pasado cuatro décadas desde que los tuvo, en 1978 y 1979, respectivamente.

Pero hace unos pocos años, inquieta por ese doloroso episodio de su pasado, contó la historia a una abogada, Cinta Monferrer, que vio que el caso presentaba tantas irregularidades que era posible que ambas criaturas hubieran sido robadas al nacer en el hospital Obispo Polanco.

Así fue como, en el 2015, el Juzgado de Instrucción número 3 de Teruel abrió una investigación que ha confirmado, recurriendo a la prueba del ADN, que los dos pequeños, ahora de unos 40 años, pueden estar vivos.

A Prudencia siempre le fue por la cabeza el destino de sus dos primeros hijos. «En el hospital me dijeron que, tras nacer muertos en el coche que me llevaba a Teruel, los habían metido en unas cajas de zapatos, y eso me causó una gran extrañeza», explica.

Tanta que, no hace mucho, hizo la prueba. Cogió un muñeco y trató de meterlo en una caja de zapatos. «Si el muñeco no cabía, ¿cómo va a caber un bebé de más de tres kilos?», se pregunta.

No es una simple anécdota. La imposibilidad de meter un recién nacido en un contenedor de cartón tan pequeño es una más de las muchas irregularidades que concurren en el caso de sus hijos perdidos, a quienes ni siquiera puso nombre, «porque en aquellos años no sabías su sexo de antemano, como pasa ahora».

«Desde el principio de la investigación judicial nos dimos cuenta de que el historial médico de Prudencia en el hospital no tenía nada que ver con lo que ella vivió en su día», señala su abogada. «Afirma que nacieron camino del hospital, pero ella entró en el paritorio y dio a luz allí», añade Monferrer.

A partir de ahí, la letrada averiguó el lugar de enterramiento y, con los permisos pertinentes, consiguió abrir las tumbas hace tres años. «Y los restos que aparecieron no eran los de dos bebés de Prudencia ni en calidad ni en cantidad ni en antigüedad», indica la abogada. Pertenecían a otras personas.

DOS TUMBAS INTACTAS

«Hubo suerte», piensa ahora Monferrer. Los derechos de sepultura de ambos enterramientos habían caducado en el 2002 . Y, pese a ello, «las tumbas seguían intactas, no se habían removido». Eso significaba, sencillamente, que los bebés buscados jamás habían sido inhumados en el lugar que figura en los documentos oficiales.

En cualquier caso, para no dejar ningún cabo suelto, se realizó la prueba del ADN, que confirmó las sospechas de la familia y de la abogada: aquellos huesos no eran los que buscaban.

«No puedo afirmarlo tajantemente, pero parece un nuevo caso de bebés robados», subraya ahora Prudencia en Linares de Mora, un pueblo de Gúdar-Javalambre donde sus hijos Raúl y Fina regentan un bar.

Ella está segura de que en el hospital, quien fuera, se aprovechó de que era una persona desvalida y sola y entregó sus hijos a otra familia a cambio de una sustanciosa cantidad de dinero. En cualquier caso, ese aspecto de la historia no le interesa.

«Yo no busco que se lleve a nadie ante el juez, ni que me paguen una indemnización», manifiesta. «Lo que quiero es volver a ver a mis hijos, que den señales de vida, dondequiera que estén, esa sería mi mayor alegría», afirma.

Su búsqueda se ha difundido en los medios de comunicación y en las redes sociales, pero hasta ahora no ha aparecido nadie que sospeche que puede ser hijo de Prudencia. «Puede ocurrir, incluso, que los hijos se enteren de que su madre anda tras ellos y no deseen hurgar en su pasado», apunta Cinta Monferrer.

«Tenemos que confiar en la suerte, casi no nos queda otro recurso», reconoce la madre de los desaparecidos, a la que su abogada ha informado que solo es cuestión de días que la causa se archive en los Juzgados de Teruel. Con todo, para ella todo este lío judicial ha merecido la pena. «El día en que supe que no estaban muertos se me quitó todo el peso de encima», confiesa Prudencia, aliviada y feliz a un tiempo.