Zaragoza aspira a convertirse en ciudad pionera en Europa a la hora de regular y optimizar el uso de las zonas de carga y descarga en la ciudad. Las empresas que se dedican a la distribución, los establecimientos que dependen de ella y el ayuntamiento que regula y sanciona los usos inadecuados se verían beneficiados de dos proyectos que Etopia tiene en marcha y para el que ha solicitado financiación europea, unos 200.000 euros para empezar a trabajar «el verano que viene», si todo sale bien, en un lugar emblemático para la ciudad como es el Mercado Central, seleccionado como «banco de pruebas» de las aplicaciones que quieren desarrollar.

Son dos iniciativas distintas pero van de la mano en este objetivo que lidera Correos y en las que trabajarán de forma conjunta con otras dos ciudades europeas, Dublín y Lisboa. El primer corte, el pasado mes de enero, se superó y ahora están inmersos en una recta final que se resolverá «en tres o cuatro meses», calcula Daniel Sarasa, responsable de Etopia en Zaragoza. Si se consigue financiación suficiente, no solo europea sino también de otras Administraciones públicas y de la iniciativa privada, podría estar a pleno rendimiento «en tres o cuatro años». Antes debe presentarse el proyecto a Europa, «a mediados de septiembre»

EN TIEMPO REAL

Uno de estos dos proyectos se centra en las zonas de carga y descarga presentes en cualquier calle de la ciudad, con tiempo de uso limitado a 30 minutos. La idea pasa por «mejorar la regulación y el control» que se hace en ellas, «muy manual y complicado», al tener que constatar que ese tiempo ha transcurrido y el vehículo ha excedido el límite permitido. Pero además ser útil para el transportista, facilitando una aplicación informática que permita «comprobar que hay plazas libres, reservarla a una hora concreta y que la Policía Local pueda tener un registro que poder comprobar en tiempo real».

¿Cómo se haría? Hace falta desarrollar la idea, pero «un sistema de sensores en cada zona» facilita mucho ese control y utilización remotos, aunque aún quedan por decidir muchas cosas, como dónde se instalan, si en el disco, en las plazas o en la acera, por ejemplo. «Se trata de convertir a la ciudad en un laboratorio de pruebas y ayudar a optimizar el uso que se les da a estas zonas», añadió Sarasa.

BANCO DE PRUEBAS

Esta mejora en la logística urbana tendría un banco de pruebas experimental en el nuevo Mercado Central, donde se ha planificado una zona de carga y descarga limitada a un máximo de 30 minutos. Aunque el segundo de los proyectos incluidos en esta iniciativa es mucho más ambicioso y complementaría el portal de compras virtual que, como adelantó este diario, se prevé poner en funcionamiento en el 2020. No llegará a tiempo para esa fecha, pero sí para iniciar las pruebas si llega la ayuda de Europa o si el ayuntamiento le da un impulso en el presupuesto.

Esta iniciativa trataría de «optimizar todo un sistema logístico en torno al Mercado Central que pueda favorecer el flujo de mercancías desde que salen de Mercazaragoza hasta que llegan al consumidor que haga las compras por internet y se distribuyan a domicilio». Se trataría de reorganizar el reparto a los detallistas para que los pedidos puedan agruparse en menos vehículos, ya que ahora no van tan llenos porque atienden de forma individual a los puestos y quizá podrían abastecer a varios con un mismo viaje.

También de ampliar el reparto a domicilio y acercar al mercado a nueva clientela, otros perfiles de consumidores que ahora no son habituales por problemas de horario o limitaciones en su movilidad personal. Y sobre todo de alcanzar una mejora medioambiental como es reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera al aminorar el tráfico diario de camiones en el entorno del mercado de Lanuza. También en el aprovechamiento de la escena urbana, ya que el nuevo edificio prevé usar el exterior para instalar terrazas de los puestos de restauración y a las 10.00 horas deberá quedar esa zona despejada.

Sarasa explicó que sobre todo se trata de «ordenar la convivencia de todos» los actores que intervendrán en un entorno del mercado con más actores que antes, más peatonal - «será prácticamente como una plaza», indica el responsable de Etopia-, y por tanto más exigente.

A eso trata de responder un proyecto que se ha bautizado con el nombre de Senator, que además ofrecería una monitorización de todo el proceso logístico, desde que sale de Mercazaragoza hasta que llega al cliente, una trazabilidad que pueda obtener un seguimiento en tiempo real y, a los detallistas, la posibilidad de compartir transporte a través de incentivos que les seduzcan y favorezcan la reducción de la flota en la zona y un mejor reparto al cliente final.

«Sería como implantar el modelo de Amazon a la distribución de los productos del Mercado Central», añadió Sarasa, quien destacó que todo dependerá del grado de implicación de todos los actores. Esto, al fin y al cabo, es un proyecto piloto a testear de forma experimental. Pero si funciona, la ventaja es obvia para todos. «Uno de los factores que más afectan a la contaminación en la ciudad son los repartos de última milla. Si somos capaces de hacerlo de forma más eficiente, el beneficio no solo será económico, también medioambiental», afirma Sarasa.

Aumentar la ocupación media de esos camiones y generar un torrente de información suficiente para hacer analítica de datos gracias a esa monitorización pueden hacer de la iniciativa un modelo fácil de exportar a otras zonas de la ciudad.

Así, se pueden invertir varios millones en hacerlo pero «lo más importante es la sinergia que se crea con el sector pruivado», matizaron.