El castillo de Sora fue el epicentro de la rebelión de Antón de Luna en la defensa de la candidatura de Jaime de Urgell al trono aragonés frente a Fernando de Antequera, aspirante que fue elegido finalmente en el Compromiso de Caspe. En los últimos meses de su enfrentamiento, el rebelde resistió en compañía de su prima y amante doña Violante de Luna, sobrina del papa Benedicto XIII, según indica la guía Arte en la provincia de Zaragoza de la DPZ. La sobrina finalmente acabó claudicando ante las tropas reales y fue llevada prisionera a Sora, donde estuvo encerrada unos meses dando la impresión a sus carceleros, por su fiereza, de que era una mujer "que tenía metido el diablo en el cuerpo". En la actualidad la leyenda dice que su alma vaga en pena por las señoriales estancias de la fortaleza de Loarre.