El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, quiere cambiar la imagen de la ciudad, dejar su huella con actuaciones menores pero con gran repercusión, principalmente en el centro de la capital. La reforma de la plaza Salamero no va a ser la única que se lleve a cabo en esta zona, ya que el consistorio quiere actuar en todas las calles del entorno, con aceras muy estrechas y demasiado tráfico. Lo que plantea es transformarlas con el propósito de que el peatón tenga más espacio y protagonismo reduciendo al máximo el tráfico rodado. En resumen, semipeatonalizarlas.

En concreto, tiene pensado acometer una reforma integral de las calles rodeadas perimetralmente por la avenida César Augusto, el Coso y los paseos Independencia y Pamplona. Los planes municipales van más allá de reducir a 20 kilómetros hora la circulación (ahora son de 30) y quiere reformar el barrio, extendiendo la cota cero e incluso acometiendo alguna peatonalización. En total, se actuará en diez cruces semaforizados y en cuatro calles Albareda, Ponzano, Casa Jimenez y Bilbao, que verán modificado el sentido de la circulación

Para poder acometer este proyecto de pacificación del tráfico vehicular en calles menores, el consistorio ha buscado financiación en Europa, a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder). Que se lleve a cabo dependerá de si finalmente llega a la capital aragonesa la financiación necesaria para ejecutar este programa y otros tres relacionados con la movilidad y que se integran en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS)

FINANCIACIÓN EUROPEA / Esta pacificación se realizaría en dos fases, cada una con un periodo de obras estimado de cuatro meses (y otros cinco administrativos, en cada caso). La primera, para la que solicita la financiación del 50% de los 149.992,30 euros que costará, afectaría a los cruces de las calles Bilbao con Canfranc, el de Albareda con Ponzano y Bilbao y la mejora de esta misma vía. La segunda, con un presupuesto de 257.830,20 euros, incluiría el resto de vías del entorno, también las salidas al paseo Pamplona, la avenida César Augusto y Salamero.

El Gobierno de PP-Cs se ha propuesto «planificar, organizar, ordenar, gestionar y controlar» el tráfico y el transporte público desde una visión integral de la movilidad urbana. Según el informe presentado para optar a los fondos Feder, el centro de la ciudad consolidada se caracteriza por una alta concentración de oficinas y despachos, bares y restaurantes, además del comercio local, lo que exige un elevado número de desplazamientos que, en la mayoría de los casos, se realizan en coche. A pesar de que hay buenas conexiones en transporte público y de que hay avenidas amplias para desplazarse por el centro, «una parte considerable de vehículos» optan por callejear por esta céntrica zona, con aparcamientos privados subterráneos y acceso a las principales avenidas. Al tratarse de vías de «jerarquía viaria menor» esto provoca que se sobrecarguen y se genere un «tráfico de paso indeseable» en unas calles que no están preparadas. Esto afecta directamente a los vecinos, que tienen que soportar los atascos, el ruido y la contaminación.

PRIMERO LOS PEATONES / Además, según destaca en el informe, se genera una «preponderancia del vehículo sobre el peatón». Por si fuera poco, y con el propósito de aumentar la seguridad, todos los cruces se han ido semaforizando con el tiempo, lo que ralentiza todavía más los desplazamientos a pie. Precisamente es esto lo que quieren revertir desde el ayuntamiento zaragozano.

Para hacerlo hay que expulsar a los coches o, al menos, dificultarles el paso. Siguiendo la estela de la plaza Salamero, que va a convertirse en la primera supermanzana de la ciudad en la que solo se permitirá el acceso de los vehículos de residentes, desde el consistorio quieren «rebajar» el volumen del tráfico ensanchando las aceras en las zonas de cruce e incluso elevándolas a cota cero, eliminando a su vez la semaforización, de manera que el peatón siempre tendría prioridad.

También se propone cambiar el sentido de la circulación para devolver el tráfico a la corriente principal de la vía distribuidora, es decir, a las avenidas. Con esto lo que se quiere conseguir es que el conductor desista de utilizar estas calles menores para desplazarse en su coche, ya que dejaría de existir una ruta lógica y la circulación será mucho más lenta.

Según los técnicos, estas medidas serían suficientes para conseguir el propósito, que es reducir notablemente el tráfico sin tener que prohibirlo, disminuyendo la contaminación y el ruido y generando una sensación de mayor tranquilidad y seguridad para utilizar estas calles como zona de paso y de paseo. A su vez, y tras la reforma de Salamero y de estas vías, se prevé que gracias a la mejora urbana de todo el entorno se fomente el comercio de y la hostelería, revitalizando la zona.

Según indica el consistorio en el informe, este proyecto resulta novedoso por una razón, porque en Zaragoza nunca antes se había planteado acometer «una elevación tan generalizada (cota cero) y un corte de flujo tan drástico del coche». Por ello, se trataría de una prueba piloto de fomento de la pacificación que, de ser efectiva, se extendería por otros barrios.