El octogenario Antonio Loren Aparicio aceptó ayer, en una vistilla celebrada en la Audiencia de Zaragoza, una condena de doce años y medio de prisión como autor de la muerte de su esposa. Concepción M. C., a la que, tras cuarenta años de matrimonio, mató a golpes el 11 de octubre del 2012 cuando ambos se encontraban en el apartamento de Sant Carles de la Rápita (Tarragona) en el que pasaban algunas temporadas.

La Fiscalía pedía inicialmente para él catorce años de prisión por un delito de homicidio con la agravante de parentesco, mientras que la defensa, a cargo del penalista José Cabrejas, solicitaba la absolución.

Ayer, bajo la presidencia del magistrado Antonio-Eloy López Millán, cerraron un acuerdo por el que el anciano aceptaba una condena de doce años y medio de prisión, la mínima que puede imponer un juez por un delito de homicidio con una agravante, como es el caso.

Los acuerdos son algo inusual en un procedimiento de jurado cuando se trata de un homicidio o un asesinato. En Aragón existe algún antecedente, como los 17 años de internamiento en un centro psiquiátrico que aceptó Antonio Burillo, un joven esquizofrénico que mató a cuchilladas a su abuela el 5 de junio del 2011. En en caso de Loren no existía componente mental.

CONSECUENCIAS El pacto permitirá, por un parte, un notable ahorro económico a la Administración de justicia, ya que el coste de una vista oral como la señalada para enjuiciar este crimen --iba a comenzar el miércoles-- no baja de 10.000 euros.

Al reo, que lleva en prisión preventiva quince meses --desde el 17 de octubre del 2012-- pese a su avanzada edad, le supondrá la posibilidad de acceder a la libertad condicional, ya que pasará a estar clasificado como penado, ha cumplido los 70 años y no tiene pendiente de pago ninguna cantidad --la víctima y él no tenían hijos--.

El crimen tuvo lugar tras una discusión "por una perrita" que la pareja habían tenido. Durante el transcurso de la misma, el condenado golpeó en la nuez a su mujer, que cayó desmayada. Luego buscó una botella con la que le golpeó la cabeza y el cuello y la terminó de estrangular.

Antonio Loren tendió a su esposa en la cama y la envolvió con mantas y toallas, limpió la sangre --y le dio la vuelta al colchón-- y se fue a comer y a pasear. Tras unos días, compró telas y plásticos con los que volvió a envolver el cuerpo y lo dejó en un balcón con idea de bajarlo por la noche y tirarlo al mar.

A los tres días, un familiar fue a verles, acabó encontrando el cadáver y avisó a la Policía, aunque el hombre insistía en que Concepción se había ido de casa. Finalmente confesó: "Es mi mujer muerta, ahora ya lo sabéis. Tuvimos una discusión y le di un golpe en el cuello como a los conejos", admitió.