Los olivareros españoles clamarán mañana en Madrid por el futuro de un sector del que dependen unas 250.000 familias en todo el país. Una gran marcha recorrerá las calles del centro de la capital para exigir unos precios justos en origen y reclamar a las administraciones públicas que pongan fin a las prácticas abusivas de las cadenas de distribución. Unos 250 productores aragoneses viajarán hasta Madrid para pedir garantías de futuro para una actividad de la que dependen casi 15.000 familias en la comunidad. Aragón es la sexta autonomía más productora de aceite con unas 17.000 toneladas.

«Los compañeros de Andalucía ya protestaron este verano en Jaén y Sevilla; ha sido la pasividad del ministerio la que nos ha obligado a convocar esta gran manifestación en la que esperamos congregar a unas 15.000 personas», indicó el secretario general de UAGA Teruel, David Andreu, en una rueda de prensa en la que también participaron los líderes de UPA, Asaja y las Cooperativas Agroalimentarias.

Todos ellos, que participarán en la marcha de Madrid, denunciaron que los precios que reciben los agricultores han bajado este año casi un 50%. En concreto están cobrando dos euros por litro, algo «ilógico» teniendo en cuenta que la producción mundial se ha mantenido estable respecto al ejercicio anterior y que las almazaras tienen aceite almacenado. «Con estos precios no podemos sobrevivir porque los costes rondan los 2,75 euros», criticó el secretario general de UPA, José Manuel Roche.

Esta cotización, de hecho, es la más baja de todos los países productores, ya que los españoles cobran su aceite más barato que los griegos, los tunecinos y sobre todo que los italianos, quienes reciben en torno a cinco euros. No hay que olvidar que España es el primer productor mundial.

Ante una situación que no obedece a razones objetivas de mercado, las organizaciones agrarias apuntan a las «maniobras especulativas» de las cadenas de distribución.

MEZCLAS «fraudulentas» / Los sindicatos agrarios van más allá y sospechan que en la industria se están produciendo «prácticas fraudulentas», mezclando aceites nacionales con extranjeros e incluso con vegetales. En este sentido, saben que una buena política de etiquetado es clave para solucionar estos problemas. «Lo que es una barbaridad es que una garrafa de cinco litros cueste doce euros; posiblemente estará mezclado con aceites vegetales», apuntó Andreu.

Por todo ello, aconsejaron a los consumidores que desconfíen cuando vean un litro de aceite de oliva virgen extra por debajo de los 4,5 euros.