El expolicía corrupto Lars Sepúlveda Madsen, célebre por haber vaciado de droga, para revenderla, la comisaría de Sevilla en la que trabajaba, ha sumado a su primera condena de nueve años de prisión otra de cinco años, que le acaba de imponer la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza por otra operación de narcotráfico.

Además de él, otros cinco participantes en la operación han sido condenados a penas de entre año y medio y cuatro años y medio de prisión, y las multas por el kilo de cocaína de elevada pureza decomisado suman 550.000 euros.

Como en su día informó este diario, la operación Acorazado de la Guardia Civil que ha desembocado en esta condena se desarrolló en el año 2017, después de que el instituto armado comenzara a investigar a la zaragozana María Yolanda M. L., a la que obtuvieron autorización para investigar porque sospechaban que vendía droga en su casa del barrio zaragozano de San Pablo. Un inicial contacto con investigadores les permitió averiguar que buscaba compradores para mover 30 kilos de droga de elevada pureza.

Así pues, previa autorización de la Fiscalía Provincial de Zaragoza, dos agentes se hicieron pasar por traficantes interesados en adquirirla, y mantuvieron varias reuniones con la mujer, que por su intervención ha sido condenada a tres años de cárcel.

CONEXIÓN CON MADRID

Ella puso en contacto a los supuestos compradores con David D. A., uno de los negociadores de la banda de Sepúlveda con el que acabó contactando en Madrid. Este colaboró tras el arresto con la investigación, y por ello y su adicción a las drogas su pena se ha visto reducida a un año y medio de cárcel -que podría no cumplir, ya que no tiene antecedentes- y 50.000 euros de multa, la mitad que el resto de los implicados.

Tras varias citas para negociar, los topos de la Guardia Civil (identificados como Zulú y Eco) y los traficantes fijaron una cita en un hotel madrileño, el 13 de julio del 2017. Alquilaron dos habitaciones, de forma que en una estarían los compradores con el dinero y en otra la droga, y el intercambio se produciría tras acreditar la realidad de ambas partes.

Aunque inicialmente iba a haber 10 kilos de droga, finalmente a Sepúlveda al parecer le dio miedo que se tratase de un vuelco (robo de droga entre bandas) y limitó la entrega a un kilo. Fue todo lo que los agentes pudieron interceptar cuando activaron la operación y arrestaron a los traficantes. Ha bastado, dados sus antecedentes, para granjearle otra condena de cinco años.

El resto de los intervinientes en la operación, como transportistas o negociadores, fueron Hobed B. P., que ha sido condenado a cuatro años y medio de prisión al ser el único, con Sepúlveda, que tenía antecedentes; Manuel P. P., condenad a tres años y dos meses y Pablo H. C., penado con tres años. Los magistrados de la Sección Tercera no les han condenado por grupo criminal al no haber pruebas de que formasen una banda estable más allá de esta venta concreta.