Los vecinos del Parque Bruil y San Agustín denuncian el deterioro del barrio y el mal estado de zonas como las de la Escuela Infantil Municipal, la plaza Tauste y la plaza Rebolería. Además, la ocupación de viviendas, las peleas, el cúmulo de suciedad y la falta de mantenimiento en las calles son los causantes del malestar de los residentes. La asociación de vecinos aseguró que la situación es «grave y se necesitan soluciones de manera urgente», ya que los problemas aumentan y la convivencia se hace «más difícil».

En los alrededores de la guardería, los usuarios aseguraron que «se pueden observar colchones, cartones, heces humanas y ropa usada». Luis Badenas, secretario del AMPA manifestó que «el ayuntamiento debería mandar un servicio de recogida para mantener limpio el entorno».

Además, la plaza Tauste es otro de los focos candentes en el que el mantenimiento de la zona de juegos para niños es «una vergüenza», aseguró una vecina que recalcó que «te puedes encontrar cristales en la arena y el espacio está sin acotar». Asimismo, la plaza Rebolería suele ser motivo de revuelta debido a las personas indigentes que habitan las noches y que suelen causar mal estar con ruidos, peleas y botellas de alcohol derramadas por los suelos. «Hay que buscar una solución porque todos tenemos que vivir con dignidad», subrayó una miembro de la asociación.

Por otro lado, la temporada de invierno hace que aumente el número de personas sin hogar y esto provoca en la zona que haya problemas de sanidad pública, ya que «se han observado conductas antihigiénicas en las que varias calles se han visto afectadas con orinas y mal olor», confirmó la organización de vecinos.

De la misma manera, piden una solución para los bloques de viviendas más deteriorados que comprenden entre la Calle Doctor Blanco Cordero y la calle Jerónimo Vicens en los que «hay puertas rotas, cables colgando, bombines reventados, bajos en mal estado y algunas infraestructuras deberían reacondicionarse», según afirmó la comunidad. Además, aseguraron que muchas de las viviendas de esa zona se ceden a organizaciones sin ánimo de lucro y no se hace un seguimiento adecuado.

Precisamente en estos bloques son en los que se puede notar la presencia de okupas. Muchos de estos pisos están vacíos y hay muchas personas que son conocedoras de esta situación y se aprovechan para no tener que vivir en la calle. Asimismo, son numerosos los pisos en los que viven familias que están en riesgo de exclusión social. La mayoría de ellos pertenecen a la misma inmobiliaria.

De igual modo, solicitan que se abra el aparcamiento que hay debajo de la Escuela Infantil Munipal, ya que «la mayoría de veces es imposible poder aparcar». Adicionalmente, el reciente aumento del uso de monopatines y bicicletas en la ciudad ha hecho que el ayuntamiento habilite una serie de espacios para poder estacionar este tipo de vehículos. «Tenemos en la zona cuatro aparcamientos que son innecesarios. Hacen falta más plazas para poder aparcar los coches», insistió el colectivo.

Los vecinos reclaman que el barrio vuelva a estar en condiciones óptimas, ya que varios de los residentes aseguraron que «viven con miedo».