El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Aragón y el magistrado del Juzgado de Violencia contra la Mujer número 2 de Zaragoza apuran en el pozo de hielo de Ricla el último indicio para tratar de localizar los restos del cadáver de Pilar Cebrián, una vecina de esa localidad de Valdejalón cuyo marido, Antonio Losilla, lleva en prisión desde finales de octubre del 2012 como presunto autor de su muerte y posterior descuartizamiento.

Losilla, detenido al aparecer en Cadrete los restos de una mujer descuartizada que resultaron no ser de Pilar, confesó inicialmente ante un secretario judicial y ante los investigadores que había descuartizado el cadáver de su esposa tras morir esta al caerse por las escaleras de su casa tras una discusión. En sus posteriores declaraciones ante los jueces negó esa versión y aseguró que confesó para evitar que la Policía causara desperfectos su el registro de su casa.

Meses después, con la instrucción de la causa prácticamente concluída, el Grupo de Homicidios, tras consultar con los responsables del IMLA (Instituto de Medicina Legal de Aragón) y con los del Servicio de Neurología del hospital Miguel Servet, propuso al juez la práctica de una prueba nunca antes utilizada en España: la P-300, un método que mide el potencial evocativo --detecta las respuestas espontáneas del cerebro-- ante estímulos sensitivos como imágenes.

INDICIOS Los resultados de la P-300 apuntaron a cinco parajes en los que resulta aparentemente posible ocultar un cadáver y a cuya muestra reaccionó el cerebro de Losilla: un campo y una escombrera de Ricla, un puente sobre el Jalón, un túnel del AVE y el pozo de hielo de la misma localidad, situado a menos de 200 metros de la casa en la que la investigación ubica el crimen y el posterior descuartizamiento de Pilar Cebrián, ocurrido a primeros de abril del 2012.

El 13 de enero, el juez declaró secreta la pieza separada que había abierto para practicar la prueba y tratar de localizar el cadáver. Ese secreto, prorrogado el mismo día de febrero, fue levantado ayer, cuando el Grupo de Homicidios, apoyado por efectivos de los Bomberos de la DPZ y personal del Ayuntamiento de Ricla y de la Comarca de Valdejalón, acometía el rastreo del quinto lugar, el único en el que resultaba imposible desplegar con sigilo el dispositivo de búsqueda. Antes, los investigadores habían descartado la posible presencia de restos de Pilar Cebrián en los otros cuatro parajes. En el caso del túnel del AVE, trabajando de noche para no entorpecer el tráfico ferroviario.

El pozo de hielo o nevero, de varios metros de profundidad, lleva décadas abandonado y es utilizado por algunos vecinos de Ricla como vertedero al que arrojan desde residuos domésticos hasta cadáveres de animales. De hecho, tanto a los policías, con un dispositivo de 20 personas, como a los bomberos les llamó la atención la abundante presencia de plumas de aves.

En su declaración ante el secretario judicial, previa al registro de su casa, Losilla aseguró que se había desecho de las vísceras de Pilar arrojándolas a una zona en la que los vecinos solían tirar restos de animales.

OPCIONES Sin embargo, las posibilidades de hallar en el pozo algún rastro del cadáver parecen escasas --salvo que fueran restos óseos-- ya que su proceso de descomposición estaría muy avanzado y habría sufrido el efecto erosivo de las lluvias de dos años, ya que la estructura no está completamente cubierta y se encuentra en una ladera.

Fuentes policiales explicaron que el dispositivo de búsqueda en el pozo de hielo se mantendrá a lo largo de toda la semana. De hecho, los bomberos de la DPZ han desplazado a la zona equipos de iluminación y grupos electrógenos que permitirían trabajar de noche. Varios forenses del IMLA se acercaron hasta Ricla para observar el dispositivo y para interesarse por el desarrollo de las labores de búsqueda del cadáver de Pilar Cebrián.