La Brigada de Policía Judicial de Teruel investiga el hallazgo de un feto humano en la planta depuradora de aguas residuales de Villaspesa, en Teruel. Fueron los trabajadores de esta instalación los que encontraron ayer el cuerpo, cerca de las nueve de la mañana, mientras realizaban labores de limpieza en uno de los tanques de la infraestructura.

Al feto, que por su tamaño -de uno 23 centímetros- y desarrollo contaría con unas 26 semanas de gestación, según fuentes de la Delegación del Gobierno en Teruel, se le practicará la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) para determinar, entre otras cuestiones, si estaba vivo o muerto cuando la madre decidió deshacerse de él.

La estación de tratamiento de aguas residuales de Villaspesa, una pedanía de Teruel, da servicio exclusivo a la capital bajoaragonesa, por lo que los investigadores centran sus pesquisas en la ciudad. Paralelamente, tal y como marca el protocolo en este tipo de circunstancias, han solicitado la colaboración de los diferentes centros de salud y del hospital Obispo Polanco para conocer si han atendido a alguna mujer que pueda ser compatible con el feto hallado ayer. De no haberse ocultado el embarazo, las indagaciones para dar con la madre avanzarían, teniendo en cuenta la tasa de natalidad en Teruel. El pasado año se contabilizaron 894 alumbramientos en la provincia frente a, por ejemplo, los 7.848 de Zaragoza.

La autopsia será clave tanto para dar con el paradero de la progenitora como para saber cómo pudo deshacerse del feto, ya que presenta una serie amputaciones que, según fuentes policiales, podrían responder a la propia degradación del cuerpo o a que la gestante hubiera inducido de alguna forma el aborto. En este caso, su actuación estaría penada con una multa.