Zaragoza es actualmente un territorio casi libre de timos del tocomocho, la tradicional estafa en la que se hace creer a la víctima, preferentemente gente mayor, que puede conseguir un sustancioso premio de lotería a cambio de un pago pequeño, en proporción. En lo que va de año apenas se han denunciado tres en la capital aragonesa, pero ha sido a costa de una intensa campaña de divulgación a los mayores y de hostigamiento policial a los clanes dedicados a esta especialidad, que cada vez encuentran la ciudad menos confortable para actuar.

El plan que, por el momento, parece estar dando sus frutos, se estableció en el 2014, con la creación de un grupo operativo específico de coordinación de la Policía Nacional, en Madrid, ante el aumento de estos timos por toda España. Las distintas jefaturas superiores estaban encontrando muchas dificultades para atajar la evolución de los seis o siete clanes especializados, asentados en Madrid, Toledo y Badajoz, principalmente, pero con un carácter itinerante que hacía difícil su captura. De ahí que el grupo creado resultase muy útil para identificar y coordinar información sobre esta práctica.

El tocomocho, antiquísimo pero vigente, consiste en que un timador se acerca a la víctima y simula tener un billete premiado de un sorteo, que por alguna causa no puede cobrar. Ofrece a la víctima dárselo a cambio de una compensación, teóricamente mucho menor que el premio, y entonces se acerca un cómplice para participar también en el pago. Acompañan a la víctima al banco, y cuando consiguen el dinero, se van dejándole un billete que no vale nada.

RESULTADOS / Pese a la simpleza, el sistema es eficaz, como estaban demostrando las cifras de denuncias hasta que se implementó el operativo policial. Los resultados de este han sido desiguales en España, pero en Aragón, y particularmente en Zaragoza capital, donde se dan la mayoría, han sido patentes. Así, tras un preocupante aumento de estos casos entre el 2012 y el 2014 (de 21 a 38 casos al año), se han ido reduciendo hasta buen ritmo hasta alcanzar los nueve el año pasado (un 76% menos que en el 2014), y los tres en lo que va de 2018.

La labor policial se ha visto complementada por campañas de divulgación, tanto en medios de comunicación como con charlas de los agentes de Participación Ciudadana, fundamentalmente en centros de mayores.

A juicio de la inspectora que comanda el grupo de Delitos Económicos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, la especial vulnerabilidad de los ancianos se da por múltiples factores. Aunque esta estafa, como en la de la estampita -también muy reducida-, la avaricia es un elemento clave, «a mí me gusta creer que en realidad lo que quieren es ayudar, ya que el delincuente simula estar en un lío, y prima más esto que el beneficio que ellos pueden obtener», explica.