Quique Mata, uno de los guardas del refugio de Pineta, mira a la lejanía y ve el imponente macizo del Monte Perdido. Son más de 2.000 metros de desnivel a pico desde las instalación deportiva que se encuentra a 1.250 metros de altura dentro de un paisaje alpino en un inmenso valle de 15 kilómetros de longitud. El refugio está a menos de 200 metros del límite del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido que marca el sendero de ascenso al collado de Añisclo.

Mata está pasando una primavera única tras haberse declarado el cierre del parque por la crisis sanitaria desde el 13 de marzo. «Llevamos dos semanas de una eclosión de color verde. El monte está muy bonito y con la humedad han salido setas. Llevamos un mes de adelanto, no ha hecho frío y la nieve está muy alta, a 2.200 metros con lo que se puede subir a Marbore evitando la nieve. Sin embargo, pocos días se ha tocado nieve para subir a La Larri», explica. El río Cinca es un gran espectáculo de agua. «El pasado lunes estuvimos a 22 grados, estamos en plenos mayencos y los barrancos bajan guapos de agua», dice Mata.

El guarda ha visto imágenes insólitas en este período. «El otro día cuando salí a hacer el parte meteorológico había en la puerta del refugio siete ciervos. Al no haber movimiento de personas en el parque los bichos se ensanchan y pasan olímpicamente de nosotros. Cuando vuelva la gente al valle se recogerán», explica el guarda.

Elena Villagrasa, la directora del parque, podría contar innumerables anécdotas de los animales en este período. «La naturaleza responde rápido a las nuevas circunstancias y se pueden ver casi todos los días sarrios paseando por la carretera de acceso a la Pradera o en las proximidades a los municipios. Los animales están más tranquilos y confiados, se desplazan por todas partes y se acercan a zonas que normalmente están ocupadas por personas o coches, como la caseta de la Guardería de la Pradera o el punto de información de Pineta». El pasado 3 de abril a las once de la mañana los guardas del parque observaron un rebaño de 82 sarrios en el circo de Soaso. «También 8 corzos en la Pradera de Ordesa o el avistamiento por personal del GREIM de una osa con dos oseznos en el valle de Pineta el pasado 18 de abril», explica Villagrasa.

La Semana Santa fue única sin autobuses de acceso a la pradera y sin un alma en el camino de las cascadas de acceso a Soaso. «La maleza y la vegetación han invadido todas las laderas y los senderos no han sido transitados durante este periodo por los turistas. La vegetación ha ocupado todo su espacio natural protegido y sobre todo en los senderos del parque. Las ramas de abetos, hayas y pinos junto a los rosales silvestres y el boj, haciendo esta época muy exuberante. Es una primavera solitaria, diferente y muy lluviosa», indica la directora del parque.

Desde el 13 de marzo se cerraron todos los centros y puntos de información del parque y el día siguiente se cortaron los accesos a los valles de Ordesa y Pineta. «El lunes 16 de marzo se cerró el parque al uso público. Desde entonces solo trabajaban los agentes de protección de la naturaleza (APN) y los guardas de la Conservación de la Naturaleza con servicios esenciales de vigilancia», indica Villagrasa. Además de su servicio de vigilancia en los cuatro valles, realizan «labores en temas de conservación, la toma de datos diarios de la estación meteorológica de la Pradera de Ordesa y aportes al punto de alimentación suplementaria del quebrantahuesos en Escuain y con el seguimiento de las unidades reproductoras», expone.

Desde entonces, el parque ha vivido en la más absoluta placidez y no ha habido ningún suceso importante, ni ninguna denuncia. «No sé ha detectado ninguna infracción. Ha habido bastante concienciación social y buena conducta ciudadana, de manera que nadie ha intentado acceder al parque para desarrollar actividades recreativas o de ocio», apunta.

Ahora Ordesa y Monte Perdido está en la fase 2 de la desescalada. El restaurante de la pradera está cerrado, lo mismo que el refugio de Góriz, que cuenta con un guarda para su mantenimiento. «Los accesos al parque están abiertos y se regulan por las normas del BOE de cada fase. Los centros de visitantes y puntos de información siguen cerrados al público y se atiende telefónicamente los fines de semana en Torla, Escalona y Bielsa», indica la directora.

La aplicación del acceso público en las fases de desescalada están sujetas a múltiples interpretaciones y puede llegar a ser caótico. La norma es farragosa y en muchas ocasiones confusa y contradictoria. «Te pones a leer el BOE y no te enteras de nada, y si te metes en las redes sociales cada uno te cuenta su historia. La confusión es considerable», dice Luis Masgrau, presidente de la Federación Aragonesa de Montañismo.

En la fase 1 de desescalada solo podían practicar deportes de montaña los federados que pertenecen a la provincia de Huesca y que viven en municipios de menos de 5.000 habitantes desde las 6.00 a las 23.00 horas o los federados de núcleos de más de 5.000 habitantes en las franjas horarias de 6.00 a 10.00 o de 20.00 horas una vez al día. Los no federados debían realizar su actividad deportiva en el municipio de cada valle: en Ordesa era Torla, en Pineta era Bielsa y en Añisclo, Escalona. Pero la fase 2 abrió la movilidad a toda la provincia, y con la 3 puede que lleguen visitantes de toda la comunidad. Y con ello puede que los animales vuelvan a esconderse. Su vieja normalidad.