La guerra emprendida en Aragón contra los vertidos de lindano de la empresa Inquinosa ha registrado esta semana una victoria notable. El proyecto de investigación denominado Aislamiento y cultivo de consorcios bacterianos para la degradación de lindano y derivados en sustratos contaminados, llevado a cabo durante los últimos dos años, ha concluido con resultados positivos y augura un avance significativo a la hora de obtener progresos concretos contra la contaminación.

El objetivo del ensayo que se presentó ayer perseguía optimizar una metodología que permitiera descontaminar sedimentos con presencia de residuos de la fabricación del pesticida mediante el uso de bacterias autóctonas. Estos ensayos se han desarrollado en las propias instalaciones del Gobierno de Aragón situadas en Bailín.

El planteamiento del ensayo es aumentar la cantidad y capacidad de ciertos microorganismos autóctonos para obtener energía de los contaminantes. Estas bacterias, hongos y levaduras son incorporados a los sedimentos a descontaminar. Previamente a estos sedimentos, se les aportan mejorantes para el desarrollo de la actividad biológica como cascarilla de arroz, melaza de conserveras, pulpa de zumo de frutas, estiércol y abonos agrícolas, procedentes de los entornos cercanos.

CONCENTRACIONES BAJAS

Las conclusiones del ensayo determinan que con concentraciones de residuos de la fabricación de lindano de hasta un gramo por kilo de sedimento, en dos meses, se ha reducido hasta el 95% de la contaminación.

El producto final del proceso es, por un lado, un sustrato prácticamente descontaminado y por otro, los productos resultantes de la degradación del contaminante como cloro que forma sales, CO2, agua y un 5% de degradados intermedios.

Asimismo, estos sedimentos después de su proceso de limpieza durante dos meses, se transforman en tierra vegetal que se puede utilizar para restaurar los emplazamientos de Bailín, Sardas o Inquinosa. Según los datos publicados por el Gobierno de Aragón, estas tierras tienen «un buen comportamiento» como suelo para albergar plantas de restauración y la poca contaminación que queda sigue degradándose lentamente. El paso lento de la lluvia a través de esta tierra vegetal ayuda a regenerar la zona donde se deposita porque produce una pluma de oxidación de baja intensidad.

El proyecto ha sido llevado por el Gobierno de Aragón con el impulso de La Caixa, que ha aportado 100.000 euros para el desarrollo de la investigación y que ha contado con la colaboración del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), la Universidad de Santiago de Compostela y la empresa púbica Sarga.

A LARGO PLAZO

La directora general de Sostenibilidad, Pilar Gómez, aseguró ante las cifras obtenidas que solo «aunando esfuerzos» entre diferentes entidades y centros de investigación «se conseguirán las tecnologías necesarias para tratar un problema de las dimensiones de la contaminación por residuos de lindano».

Con el avance actual, la guerra contra el pesticida seguirá en otros escenarios. El más importante es la gestión de varias toneladas de residuo sólido que se almacena en los vertederos, con riesgo de filtraciones. El Gobierno de Aragón está diseñando un sistema de oxidación química que podría transformar en materiales inocuos los restos de lindano.