Finalmente, Javier Lambán será el candidato socialista al Gobierno de Aragón, aunque sin pasar por la taquilla de las primarias.

Un obstáculo menos para él. Su opositor, Fernando Heras, no reunió suficientes avales para comprar su boleto, quedando excluido de un show que ahora se propone denunciar por supuestos tongos y amaños.

El PSOE aragonés lo ha intentado, ha querido dar imagen de transparencia, apertura y participación, pero el experimento --y no precisamente con gaseosa--, ha estallado en el laboratorio antes de ser testado en la opinión del militante--volante.

Falta de costumbre, seguramente, por un lado; pero, por otro, también, el peso de un aparato que, una vez conocido y controlado, resulta muy difícil de descontrolar. Ya le decían a Lutero: fuera de la iglesia, no hay salvación.

Profesionales de la política con muchas horas de vuelo se encargan de pilotar la iglesia socialista hacia unos cónclaves u otros, vigilando que cazas suicidas no bombardeen por sorpresa su roja bandera, o que les caiga encima algún paracaidista. De vez en cuando se cuela en su espacio aéreo, hasta el claustro, uno de esos mosquitos (Borrell) o un paraca (Zapatero) pero no es lo corriente. Lo normal es que gane Rubalcaba. Lo normal es que gane Lambán.

Sin embargo, esta filfa de primarias ha privado colateralmente a los electores de una buena oportunidad para conocer con mayor profundidad los planteamientos de Lambán a la hora de diseñar el que sería su proyecto de gobierno.

Se sabe que el candidato lleva tiempo trabajando sectorialmente con un comité de expertos, pero no han trascendido las principales líneas de un discurso que, en principio, debería ser radicalmente opuesto al que viene sosteniendo la presidenta del PP, Luisa Fernanda Rudi.

No obstante, el escenario puede cambiar.

Lógicamente, la derecha utilizará la mejoría económica para defender su gestión. Y, tal vez, aún a riesgo de sufrir una hemorragia de creatividad, presentar alguna iniciativa capaz de generar unas cuantas ilusiones y puestos de trabajo.

En tal caso, el mero ruido opositor serviría de poco. De Lambán, con o sin primarias, se espera un proyecto serio para un Aragón nuevo.

Eso es lo primario.