Los casos de autismo en niños menores de 2 años han aumentado "considerablemente" en Aragón en el último año, según apuntan desde Autismo Aragón, la asociación autonómica que congrega a cerca de 120 personas afectadas por Trastorno del Espectro Autista (TEA) y del que hoy se celebra su Día Mundial.

"La gente me decía que no le pasaba nada, pero yo estaba convencida de que a mi niño le estaba ocurriendo algo". María José Plumed, licenciada en Pedagogía, empezó a intuir que su hijo padecía un Trastorno del Espectro Autista el día que "de repente" dejó de reaccionar ante cuando se le hablaba.

"A los 18 meses dio un cambio y parecía no oírnos. Te dirigías a él y no giraba la cabeza. Yo sabía que sordo no era, pero no reaccionaba, no se interesaba por la gente ni mostraba afecto. En el Instituto Aragonés de Servicios Sociales me dijeron que era un retraso madurativo, pero finalmente fue autismo", explica.

Ante la falta de información acerca de este trastorno en aquella época (principios de los 90), Plumed decidió poner en marcha, junto a otras familias, la fundación Autismo Aragón, de la que ahora es gerente. "No hay pruebas médicas ni neurológicas que detecten el TEA. En el caso de mi hijo, que ahora tiene 23 años, no tiene problemas de conducta y se sabe comunicar. Te dice si tiene frío, si quiere comer o si le apetece venir a dar un paseo. En cambio, hay chavales rebeldes a los que no se les puede dejar solos y con los que se generan situaciones muy desagradables a veces", apunta Plumed.

Integración social

El apoyo de la familia es fundamental en los casos de autismo. "Hay que adaptarse y tener paciencia. Cuando te dicen lo que tiene tu hijo te pilla por sorpresa y te parece lo peor, pero con el tiempo la comunicación mejora. Los talleres y las actividades que organizamos en la asociación y en los diferentes centros a los que asisten les ayudan mucho", explica. "Lo que nunca tienen que hacer los padre es ceder a las peticiones o rabietas, porque si lo haces se te puede ir de las manos", añade.

La respuesta "no siempre está asegurada", pero esta madre asegura que "sí que hay evolución" y ha notado "mejoría" en su hijo. Pese a todo, dice que "sería un logro que mi hijo, después de 10 años de terapia, entrara a un sitio y dijera buenas tardes. El autismo es un trastorno muy complicado y nuestra meta es la integración social de todas las personas que lo padecen", puntualiza.