Carmen Sánchez Pérez (Eibar, Guipúzcoa, 1958) asumió oficialmente el pasado 18 de junio su cargo de delegada del Gobierno en Aragón, sucediendo al popular Gustavo Alcalde. En apenas dos semanas ha comenzado a aplicar su anunciada política de puertas abiertas en el organismo, lo que unido a la toma de contacto con instituciones y administraciones le mantiene la agenda copada, hasta el punto de no haber recogido aún sus despachos en la alcaldía de Used (cargo que llevaba 15 años ocupando) y en la presidencia de la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP), que regenteba desde el 2015.

-¿Una delegada del Gobierno en Aragón con su trayectoria es más del Gobierno o de Aragón?

-Más bien Gobierno, si no mal empezamos (ríe). Soy la representante del Gobierno de España en Aragón y asumo mi papel, pero es cierto que después de tantos años, cuesta cambiar el chip. Por otro lado, tener una visión clara de los problemas y peculiaridades del territorio es útil a la hora de ejercer de correa de transmisión con el Gobierno central.

-Comenzó su mandato incidiendo en que quiere una Delegación del Gobierno abierta a la ciudadanía, siguiendo la estela de su antecesora remota, Pilar de la Vega (delegada entres 1995 y 1996) ¿en qué se concreta esta apertura?

-Vamos a empezar por lo cotidiano. Al equipo de personal que está en la puerta ya le he dicho que me quiero enterar de todo el mundo que venga a pedir ayuda. Tengo la obligación de escuchar los problemas, luego ya los podré resolver o no. Tendremos que ver cómo articulamos algún sistema, entre el subdelegado -José Abadía, aún pendiente del nombramiento oficial- y yo, a través de una página web o como sea, para concretar esta apertura de puertas.

-Si atiende a todo el mundo en persona no le va a dar la vida...

-Obviamente no me voy a poder reunir con todos, pero como mínimo quiero saber quién viene, y que si no le podemos ayudar, por lo menos sepa a quién puede llamar ante una situación complicada. La agenda está como está y el día tiene 24 horas, yo llevo dos semanas saliendo de aquí (la delegación) a las 21.30 horas. Ojo que no lo digo para presumir de que trabajo mucho, es normal en estas primeras semanas. Y como me podrían decir si me quejase, «no haber aceptado el cargo».

-En su primera comparecencia ya tuvo que afrontar un crimen machista en Zaragoza, tras haber marcado como prioridad la violencia de género. ¿Ya ha convocado la comisión que anunció?

-Sí, al final por cuestiones de agenda será el martes por la tarde. La considero muy importante para ver cómo se aplica el protocolo de violencia de género, si se puede mejorar o desarrollar algún aspecto. Todos somos responsables de lo que ocurre, las Fuerzas de Seguridad, la Justicia, la Administración... Algo más podemos hacer, dar un plus, no podemos limitarnos a hacernos la foto cada vez que hay un asesinato.

-¿No da la sensación de que estas reuniones no se acaban concretando en nada?

-Creo que sí son útiles, lo que ocurre es que necesitamos que la sociedad se implique, tanto en la detección como en el apoyo a las víctimas. Hay que trabajar en la educación de niños y jóvenes, establecer programas en todas las asignaturas con perspectiva de género, pero poco hacemos con eso si lo que se hace y se vive en las familias es todo lo contrario. Seamos coherentes, eduquemos en valores de respecto e igualdad. Las instituciones podemos establecer protocolos, pero en casos como el de Raquel, cuando no hay denuncia previa, ni siquiera constancia de separación, ¿cómo va a detectar algo la Policía o la Administración? Por eso lo que pido a la sociedad, a las amigas, compañeras de trabajo o conocidas de las víctimas, es que lo detecten, para que podamos actuar y prevenir.

-Otro de sus objetivos declarados es el combate de la despoblación, ¿considera que el Ejecutivo de Pedro Sánchez es receptivo ante este problema?

-Con la despoblación llevo tiempo peleando, no es de ahora, es un problema que no solo afecta a Aragón, y hay que trasladarlo a España pero también a Europa. Los fondos europeos para ella existen, lo que hay que hacer es pedirlos. Los estudios y diagnósticos están muy bien, pero ya están hechos, si no se aplican medidas concretas, si estas y los fondos no redundan en fijar población, no hacemos nada.

-¿Por qué enfoque apuesta usted, entonces?

-Desde el medio rural hemos estado años trasladando a la sociedad lo que nos faltaba, pero no lo que tenemos. ¿Qué tenemos? Muchas cosas: tranquilidad, espacio para crear... Ya sé que no van a instalar una General Motors en Used, pero sí se pueden instalar un sinfín de microempresas, pequeños proyectos, que se pueden impulsar con más medidas de apoyo como exenciones fiscales. Es costoso, a veces no habrá rentabilidad económica, pero ¿y la rentabilidad social? ¿Y lo que se perdería en cultura y patrimonio si los pueblos quedaran vacíos? Yo doy fe, habiendo llegado de Madrid a Used hace 40 años, de que se puede vivir en el ámbito rural, estudiar en el ámbito rural, llegar lejos desde la escuela rural que tiene un muy buen nivel. Y no digo más, que no quiero presumir de hijos (sonríe).

-¿Pero el Gobierno es proclive a tener en cuenta no solo la población sino su dispersión y envejecimiento a la hora de reformar la financiación autonómica?

-Espero que sí. La verdad es que todavía no he tenido oportunidad de comentarlo en profundidad, apenas me he reunido con la vicepresidenta (Carmen Calvo) y con Meritxell Batet, con la que nos reunimos todos los delegados para tratar de política territorial.

-¿Con Pedro Sánchez no ha hablado? ¿Cómo le llegó el nombramiento de delegada?

-Lo importante es que llegó, y estoy muy contenta con él. Llevo más de 30 años afiliada al PSOE, trabajando en la sombra, y ahora me tocaba dar la cara por un proyecto en el que creo. Un partido que marca el camino de la democracia interna, para la que ahora otros tienen que pedirnos los apuntes para ver cómo funciona eso. Los gobiernos de Aragón y España coinciden en poner en el centro a los ciudadanos que peor lo han pasado con la crisis, vamos a ponernos todos a trabajar para que se note.

-Hablando de democracia interna, ¿votó a Sánchez o a Susana Díaz?

-El voto es secreto. (Sonríe)

-¿Se lleva bien con el presidente Lambán?

-Tenemos una excelente relación.

-Así podrá contribuir a arreglar las cosas entre los presidentes de la DGA y el Gobierno central.

-No hay nada que arreglar, ambos comparten la visión de que las personas primero.

-Su antecesor tuvo que hacer frente a duras críticas desde Andorra y el entorno por el aparentemente escaso operativo desplegado antes de los crímenes de Igor el Ruso, ¿se ha interesado por el asunto?

-Desde la prudencia, y respetando todas las sensibilidades de familiares y amigos, solo puedo decir que tuve una reunión con los mandos de la Guardia Civil y les transmití lo que ya había dicho en otras ocasiones, que es importante abordar la sensación de inseguridad en el ámbito rural.

-¿La percibía usted, como alcaldesa de Used?

-Objetivamente, las estadísticas de criminalidad dicen lo que dicen, el nivel de delincuencia es bajo en Aragón, en todas partes. Pero la percepción de inseguridad de la gente es difícil de revertir. Un robo de gasoil o de una máquina y cuatro cosas en una nave agrícola puede parecer no muy importante, pero al afectado, y en el pueblo en el que sucede, crea una gran desazón. La buena noticia es que se han incorporado 70 agentes a Aragón esta misma semana, que por mucho que estén en prácticas, contribuirán mucho a la seguridad. Y espero que con el nuevo director general de la guardia civil, al ser oscense (el magistrado Félix Azón, nombrado el viernes por el Consejo de Ministros), todavía haya mejores perspectivas para trabajar conjuntamente.

-¿Entonces le satisficieron las explicaciones sobre el operativo de Teruel?

-Sinceramente, fue una reunión de toma de contacto con una docena de mandos de la Guardia Civil en Aragón, no hubo tiempo de entrar en muchos detalles de casos concretos.

-En cuanto a casos concretos, uno de los más mediáticos últimamente ha sido el asesinato de Víctor Laínez, aparentemente por razones ideológicas, ¿lo considera un caso puntual o le preocupa la radicalización social de la que parece derivar?

-Espero que no sea lo segundo, tampoco es que haya habido más. Asesinatos, lamentablemente, siempre puede haber, pero confío en que no serán por causas ideológicas.

-Haberlos, los hubo. ¿Qué opina de la polémica que está despertando el anunciado acercamiento de presos etarras al País Vasco, que también tiene su incidencia en Aragón?

-También quiero ser prudente en este asunto. El Gobierno adoptará las medidas que considere oportunas, poco puedo opinar, confío en que se haga desde una actitud dialogante y en busca de soluciones definitivas.

-Además de diálogo, los socialistas están presumiendo de ayuda y acogimiento internacional, por ejemplo con los inmigrantes del Aquarius. Aquí se acaba de anunciar que llegan 21, pero ha habido cierto secretismo con su llegada, ¿por qué esta falta de transparencia?

-La verdad es que lo desconozco. Sí que le puedo decir que, aún estando en la FAMCP, el gobierno remitió una comunicación a los ayuntamientos que estuvieran dispuestos a acoger refugiados para que se apuntasen, y en Aragón hubo muchos. De la gestión posterior no sé mucho más.

-¿Cómo valora la recuperación de la sanidad universal a nivel estatal, en la que Aragón ya estaba en vanguardia?

-Es muy importante que todo el mundo pueda acudir a un centro médico y que le atiendan. Me parece una medida de un Gobierno con sentido común, ya no digo ni progresista. No puedes tener a alguien enfermo y no atenderle. Es que es lo mínimo, por humanidad. Lo contrario me parece... (hace una pausa) Prefiero no calificarlo.

-¿Podrá usted echar una mano para agilizar las grandes infraestructuras pendientes en Aragón?

-Bueno, el lunes (por mañana) viene el ministro -de Fomento, José Luis Ábalos- a inaugurar el tramo de la A-23 de Caldearenas a Lanave, y habrá tiempo de trasladarle la carta de los Reyes Magos (sonríe), aunque seguro que ya la tiene y la conoce perfectamente. Hay que tener en cuenta que queda por delante un periodo de gobierno de solo dos años, y con los presupuestos bastante cerrados y ajustados, pero se hará lo que se pueda. Veremos hasta dónde podemos llegar.