El paso errante, los brazos dispuestos, la cabeza inclinada hacia adelante y los ojos tensos buscando esas figuritas esponjosas de colores que emergen de la tierra. La fiebre por las setas se ha extendido por todo el país más rápidamente que el tóxico de las especies no comestibles. Talleres, excursiones, exposiciones, charlas de expertos... En Aragón, las tres provincias cuentan con espacios micológicos atractivos para el aficionado. Y la hostelería aprovecha el tirón para atraer el turismo organizando jornadas y enriqueciendo sus cartas gastronómicas. En el lado negativo, las bandas de furtivos, los perjuicios causados en los bosques y los peligros para la salud que ocasiona el no seguir las recomendaciones de los expertos.

DEJARSE GUIAR POR EL SABER DE LOS EXPERTOS

"La primera recomendación ha de ser informarse bien sobre lo que está o no permitido, el tiempo que va a hacer y tener muy presentes los riesgos que entraña salir a buscar setas", aconseja Francisco Albalá, presidente del grupo micológico Caesaraugusta de Zaragoza. Entre esos peligros, el veterinario y médico advierte sobre el peligro de contraer enfermedades transmitidas por animales pequeños como la garrapata. Además, recomienda contar con medios de orientación. "Perderse recogiendo setas es más fácil de lo que parece. Vas mirando al suelo, te sales de los caminos principales y llega un momento que ya no sabes dónde estás", advierte. La Guardia Civil de Teruel ha rescatado desde septiembre a 57 personas extraviadas, la mayoría de ellas en el Maestrazgo.

Para aprender a identificar cada ejemplar hay mucha documentación en internet, pero Albalá recomienda "que los aficionados se acerquen a cualquier sociedad micológica y se dejen aconsejar por expertos". Su grupo recibe cada lunes en su local de la calle Sanz de Artibucilla a aquellos aficionados que buscan ayuda para identificar lo que han recogido durante el fin de semana.

TALLERES Y JORNADAS QUE GENERAN TURISMO

En la comarca del Sobrarbe, la localidad altoaragonesa de Morillo de Tou ha celebrado este fin de semana una nueva edición de sus jornadas micológicas. Durante dos días, los asistentes conocerán los secretos de la micología de la mano de reconocidos expertos, saldrán a explorar el bosque en varios grupos, aprenderán a distinguir cada especie y disfrutarán con la exposición de ejemplares clasificados en el salón multiusos del pueblo y los talleres gastronómicos. "El objetivo principal es aprender a diferenciar las setas, no la recolecta de las comestibles. Donde se aprende realmente es en la clasificación, ordenando las distintas especies, y en la exposición", señala Jesús Montaño, quien confirma la fiebre por la micología. "Cada año hay más interés por este mundo, seguramente por la difusión que se le da en los programas de televisión.

Esa pasión creciente se nota en las reservas. "Con las jornadas micológicas, este fin de semana tenemos el pueblo lleno de turistas. Vienen familias con niños, personas mayores, también parejas jóvenes", destaca Montaño. En esa zona del Pirineo, la búsqueda más fructífera de setas se centra en Pineta, Broto y Gistau. "Hemos tenido un mes de octubre esplendoroso y octubre también está siendo muy bueno", comenta.

DEBATE SOBRE LA ORDENACIÓN

La Asociación Micológica San Martín del Moncayo lleva once años alimentando la afición por la micología y difundiendo el respeto por el bosque. "Es nuestra casa y la tenemos que cuidar. Si alguien viene a depredar, va a tenernos en contra", recalca Javier Cortés, presidente de la agrupación que este domingo ha celebrado los primeros actos de las XI Jornadas Micológicas, que se prolongarán hasta el próximo 16 de noviembre. A la zona del Moncayo, que presume de albergar más de 600 especies, una de ellas endémica, acuden aficionados navarros, sorianos, y también belgas y holandeses.

El próximo 15 de noviembre está prevista una jornada de trabajo en la localidad de Añón para analizar cómo encauzar la creciente afición de la gente por la micología. "Aquí no creemos en los cotos, en tener que pagar. Porque mucha gente entiende que si paga luego puede hacer lo que quiera en el monte. Nos gusta abordar la ordenación de la práctica, no la regulación, que acaba casi siempre en prohibición". Cortés echa en falta que los políticos consulten a los expertos qué aspectos deberían ser tratados en la norma en redacción. "Te envían un borrador pero luego no admiten ni una alegación".

EL PROBLEMA DE LOS RECOLECTORES FURTIVOS

"Esta campaña hemos tenido setas para aburrir. Ha sido un año muy bueno de rebollones", presume el alcalde de Nogueruelas, Marcos Benages. Su localidad, junto a la de Mosqueruela, son dos puntos marcados en rojo para los turistas que buscan setas. "Viene muchísima gente. Es más importante que la temporada de verano", explica el edil.

Para que no muera de éxito, el consistorio ya trabaja en que el coto micológico se asemeje a uno de caza. "Se dispensarían permisos de validez anual con cuotas todavía por definir, de unos 20 o 25 euros. Y con ese permiso el adquirente podría acudir todo el año sin preocuparse. También se expenderá un permiso para los vecinos", explica Benages. El objetivo es evitar situaciones como las vividas días atrás en los bosques de la vecina Mosqueruela, donde varios grupos de ciudadanos rumanos han acampado durante semanas. "Lo de este año ha sido demasiado. Pedimos ayuda las autoridades. Teníamos a siete personas vendiendo pases y a un guarda de montes. Pero si cada uno avista a un grupo de furtivos las autoridades no pueden acudir a todos los sitios", se lamenta su alcaldesa María Isabel Gil. Basura, asentamientos ilegales, peleas y el monte esquilmado.