Las limitaciones del túnel ferroviario de Goya quedaron patentes el pasado martes cuando un tren que cubría la línea entre Zaragoza y Pamplona se quedó averiado en mitad de la vía. Al no poder avanzar, obligó a cerrar al paso durante más de una hora, con cuatro pasajeros a bordo que habían subido a ese convoy en la estación de Miraflores de Zaragoza.

El vehículo se quedó clavado en el interior del túnel, en el momento de hacer el cambio de vía y ni siquiera pudo arribar a la de Goya. De manera que no había otra que interrumpir el tránsito hasta que fuera retirado, algo que sucedió transcurridos "74 minutos" desde que se produjo la incidencia, a las 19.55 horas. A las 20.48 pudo por fin ser remolcado hasta Miraflores y se reabrió el túnel al tráfico.

Así lo detallaron ayer fuentes oficiales de Renfe Operadora, que explicaron que otros seis trenes se vieron afectados por esta incidencia, al tener que esperar a que se solventara y se reabriera el acceso más directo hacia la intermodal de Delicias, provocando retrasos de "entre 15 y 90 minutos" a los viajeros de líneas como las que cubren el trayecto entre Zaragoza y Huesca, Valencia, Lérida y Madrid, todos ellos regionales o de Media Distancia. Porque al menos las de alta velocidad disfrutan de vía propia en este túnel, independiente del carril cortado.

Los que no se escaparon de este cierre temporal del túnel de Goya fueron los que cubren la línea de Cercanías, entre Casetas y Miraflores. Para sus viajeros las molestias fueron aún mayores que la de ver pasar el tiempo sin llegar a destino. Los convoyes que partían desde Casetas solo podían arribar hasta la estación del Portillo. Ni a Goya ni a Miraflores. Y como Renfe estaba pendiente de solucionar el problema de un momento a otro, ni siquiera se ofreció un transporte alternativo a quienes iban más allá de esta terminal. Lo mismo les sucedió a quienes pretendían hacer el trayecto en el sentido inverso, que no tuvieron otra opción. Los de Miraflores y los de Goya tuvieron que buscar la parada de bus más próxima.

Además, en el caso de los que viajaban hacia Pamplona, al estar averiado su tren, fueron trasladados a otro convoy que iba en dirección a Logroño. Este fue hasta Plasencia de Jalón, donde fueron los viajeros riojanos los que tuvieron que transbordar a otro tren para que el suyo fuera a la capital navarra.