Salillas de Jalón no ha tenido más remedio que organizarse para atajar la ola de robos que sacudió al municipio el pasado mes de julio y que causó una gran sensación de indefensión entre sus más de 300 habitantes.

"En cuestión de cuatro días, los ladrones entraron en varias casas y almacenes y se llevaron todo lo que tenía algún valor", señaló ayer la alcaldesa de la pequeña localidad de Valdejalón, Concepción Sevilla.

La solución ha sido montar patrullas ciudadanas, para las que no faltan voluntarios, que todas las noches, de 00.30 a 5.00 horas, recorren en coche las calles del pueblo. De momento, la medida ha dado resultado, pues no se han producido más delitos contra la propiedad.

Esta medida de autoprotección no ha sido una reacción precipitada. "Hemos consultado con la Guardia Civil y con otros pueblos donde se ha presentado el mismo problema y hemos tomado nota de sus recomendaciones y experiencia", subrayó la alcaldesa.

MIEDO El miedo se adueñó de los habitantes de Salillas de Jalón cuando, en cuestión de cuatro días, varias viviendas e instalaciones agrícolas de la población fueron objeto de robos. Los ladrones se introducían en las casas, aprovechando que estaban vacías o buscando entradas por los corrales, y arramblaban con ordenadores, ropa, vajillas, electrodomésticos y otros objetos de valor.

"Nunca habíamos sufrido una ola de robos semejante", señaló Sevilla. "Hasta ahora, los robos ocurrían de tarde en tarde, a las afueras y en zonas poco iluminadas, pero lo que es alarmante es que los ladrones hayan entrado en la misma población y actúen con todo descaro", manifestó.

De forma que, cada noche, un automóvil con dos o tres ocupantes recorre pacientemente las calles del pueblo y se detiene ante cualquier detalle o movimiento sospechoso. Muchos vecinos se han apuntado a estas rondas nocturnas que se realizan siguiendo un orden establecido por los interesados.

Este sistema de vigilancia entró en vigor hace tres semanas, cuando los vecinos se dieron cuenta de que no podían permanecer pasivos ante un fenómeno que les cogió por sorpresa.

SOSPECHAS Los habitantes de Salillas sospechan de determinados grupos, pero prefieren no hablar de quién es el culpable hasta no tener pruebas. De momento, las patrullas nocturnas funcionan bien, los ladrones se han ido o aguardan que los vigilantes bajen la guardia.

El pueblo, que en verano duplica el número de residentes, respira tranquilo. Con todo, nadie sabe por cuánto tiempo se mantendrá el sistema de vigilancia. Más de un vecino teme que los ladrones aprovechen una relajación de las rondas para robar de nuevo herramientas en las naves agrícolas y enseres en las casas particulares.