La Universidad de Zaragoza anuncia cada verano, por un periodo de unos 15 días, un cierre total de sus instalaciones fundamentado en un ahorro energético. Sin embargo, la actividad en la Facultad de Veterinaria continúa ajena a cualquier periodo estival. Las clases terminaron, los exámenes volverán en septiembre, pero el aprendizaje y la formación continúan en su Hospital Veterinario, donde se sigue atendiendo a todo aquel animal que lo requiera.

«Aquí estamos disponibles siempre. Las 24 horas, los 365 días del año y con un teléfono de urgencias para cualquier ciudadano que lo precise», cuenta Maite Verde, directora del centro hospitalario. Ella es quien mejor lo conoce, pues era decana de la Facultad de Veterinaria cuando la instalación echó a andar allá por mayor del 2003. «Esta es una profesión muy vocacional, a veces romántica en el ámbito de los animales de compañía», asegura.

Junto a ella trabajan 50 veterinarios más, tanto seniors (profesores) como jóvenes residentes. De estos últimos, se contabilizan a 241 licenciados o graduados. «Aquí tenemos a los mejores veterinarios residentes, seleccionados en función de su expediente académico, un examen, y una prueba practica clínica que se realiza cada año entre los meses de julio y septiembre, de forma que los once mejores empiezan a trabajar en el hospital a primeros de octubre», añade Verde.

Dos de ellos son Víctor Martín, residente de primer año, y Laura Gaztelu, de segundo año. «Pasamos aquí más horas que en casa y somos como una familia. Hacemos guardias de noche y dormimos aquí. Es un trabajo como otro cualquier, sacrificado y continuo, pero tenemos nuestras vacaciones. El buen rollo que hay hace que todo el esfuerzo sea recompensado», cuenta.

Cualquier ciudadano que tenga una mascota puede acudir al Hospital Veterinario (calle Miguel Servet, 177), donde debe pagar por consulta las cantidades recogidas dentro de los precios públicos de la Universidad de Zaragoza. «No hay apenas diferencia de precios con una clínica privada porque podríamos entrar en competencia desleal», dice la directora. Sin embargo, la sensación generalizada es que la gente no conoce el centro, pese a ser uno de los inmuebles del campus que más contacto directo tiene con la población. «Muchos piensan que solo hacemos prácticas de la carrera o formación interna, pero no es así. De hecho, somos un centro clínico veterinario referente en diversas especialidades junto al de Madrid y Barcelona», añade.

Las instalaciones del hospital se distribuyen en dos áreas. Por un lado, la de pequeños animales (perros, gastos y exóticos) y por otra la de grandes animales que empezó a funcionar en el 2005 y trata a caballos. «Somos igual que un hospital de humanos. Tenemos medicina general, especialidades y urgencias aplicadas a los animales», explica la exdecana. Los servicios son completos y algunos son Acupuntura, Anestesiología y Reanimación, Cardiología, Cirugía, Dermatología, Endocrinología, Neurología, Odontología u Oncología.

Los gastos

Esta semana, pese a ser pleno agosto, varios perros y gatos permanecían hospitalizados. «Hemos llegado a tener alguno que ha superado los 40 días. Recibimos de todo, nada inusual, aunque alguna vez nos han traído alguna lechuza», cuentan Víctor y Laura. «Tenemos también una parte de psicólogos, porque hay un trato directo con los dueños y, a veces, hay situaciones que no tienen solución y hay que ayudarles a superarlas», aseguran los jóvenes.

El hospital destina parte de sus ingresos al capítulo de personal. Asimismo, destina otra parte de sus ingresos a la adquisición de material fungible e inventariable, para lo cual el hospital debe elevar de forma razonada sus peticiones, como el resto de unidades de gestión de la Universidad de Zaragoza.

En este sentido, la polémica Ley de Contratos Públicos también podría afectarles. «Nosotros no tenemos problemas graves y no hay ningún pedido que esté parado. Entiendo que no somos grupos de investigación al uso, pero sí que tenemos esa una singularidad semejante, en términos de gestión de material, a la que se está aludiendo para que la ley excluya a la investigación», cuenta Verde.

«Tenemos buenos equipos, pero algunos ya se están quedando obsoletos y para seguir siendo un referente habría que renovar algunos y adquirir otros que nos permitan mejorar la oferta diagnóstica dentro de algunas especialidades», añade la directora.