Por tercera vez desde que el coronavirus llegó a nuestras vidas Zaragoza estará en una fase 2 de limitaciones para evitar que los contagios se disparen. Si las cifras, en las dos anteriores ocasiones, avalaban la decisión, esta vez no. Las restricciones se van a imponer de forma preventiva solo para evitar que, durante la semana del Pilar, el virus se propague sin control. Y en el punto de mira de la Administración permanece el ocio y los encuentros sociales, que siguen siendo los culpables de los repuntes de casos, según cuentan.

Las limitaciones y el control se centrarán, por lo tanto, en estos ámbitos, lo que perjudicará, de nuevo, a la hostelería y a las actividades que se realicen en interior. Las medidas entrarán en vigor el próximo jueves, 8 de octubre, y se prolongarán solo hasta el día 15. Al ser una decisión de carácter preventivo no está previsto que esta fase se prolongue más en el tiempo. Una semana que coincide con el periodo que hubieran ocupado los Pilares y del que muchos empresarios esperaban que supusiera una bocanada de aire para sus maltrechas cuentas.

Tasa del 10% de positivos

Así, las principales restricciones afectarán a los aforos. Los bares y restaurantes tendrán una limitación del 50% de su capacidad y no podrán utilizarse las barras. En terrazas, eso sí, se va a flexibilizar el control y se permitirá una ocupación del 75%. En el resto de espacios cerrados, incluidos los comercios y los lugares de culto se limitará el aforo al 50%, aunque en eventos culturales el porcentaje podrá ser de hasta el 75% si los asientos están preasignados. En espacios comerciales está previsto también que la limitación sea menos rígida, aunque se detallará más adelante. Si bien, no se restringe la movilidad y se podrá entrar y salir de Zaragoza sin problemas.

Según explicó ayer la consejera de Sanidad de la DGA, Sira Repollés, la capital aragonesa tiene ahora una tasa de incidencia acumulada en los últimos 14 días de más de 300 positivos nuevos por cada 100.000 habitantes; una tasa de positividad del 10% según las PCR realizadas; y una ocupación de las ucis por enfermos covid del 33%. Los datos se alejan todavía de los parámetros marcados por el Ministerio de Sanidad para imponer restricciones en los municipios, pero la amenaza que supone la semana del puente del Pilar les ha llevado a tomar esta decisión. «El objetivo es reducir los encuentros sociales», dijo Repollés, y aunque las cifras no sean fatales, «nadie entendería que no tomáramos estas medidas de precaución», indicó.

Pero sí que hay sectores que no comparten ni entienden estas restricciones preventivas, y muestra de ello fue la protesta que se produjo ayer, por parte de los hosteleros, frente a la Delegación del Gobierno. Insistían, voz en grito, en que no hay datos que avalen que los contagios se produzcan en los bares y restaurantes y que la mayoría de empresarios respetan las medidas de seguridad. «Después de seis meses lo que pedimos es que nos dejen trabajar», espetaron los hosteleros, que pidieron, sin éxito, reunirse con algún responsable político. La imagen era poderosa: un centenar de personas llenas de rabia sentadas frente a los coches oficiales de los que habían tomado la decisión de llevar a Zaragoza a una nueva fase dos flexibilizada. «Entiendo su disgusto y el esfuerzo que ha hecho la hostelería, que siempre ha demostrado un comportamiento ejemplar, pero esta decisión la hemos tomado tanto por la salud de todos los zaragozanos como por la salud de sus negocios», replicó Repollés en declaraciones a la prensa.

La noticia de que se iban a aplicar restricciones en la ciudad se conoció por la mañana y, por la tarde, la consejera estuvo en la segunda Junta Local de Seguridad previa a la semana de las no fiestas en la que se concretó el dispositivo policial que se va a desplegar en la capital aragonesa para evitar las juergas. En la reunión estuvieron presentes, además de Repollés, la delegada del Gobierno en Aragón, Pilar Alegría, el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, la concejala delegada de la Policía Local, Patricia Cavero, y los jefes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Como ya anunciaron la semana pasada, los responsables de las administraciones explicaron que uno de los principales focos de preocupación durante los próximos días será la plaza del Pilar. De nuevo aseguraron que cerrarla y restringir los accesos no será la primera medida que se tome, pero sí que se hará si resulta imposible evitar las aglomeraciones en torno a la basílica.

Además del Pilar y sus alrededores, la Policía Local y la Nacional vigilarán especialmente los ocho principales parques de la ciudad (que permanecerán abiertos), los entornos de la Romareda y Grancasa (en los que en las últimas semanas se han detectado bastantes botellones), y las zonas habituales de ocio nocturno. La Guardia Civil, asimismo, controlará los barrios rurales de Zaragoza e intensificará los controles de alcoholemia en las salidas de la ciudad. Estarán disponibles los efectivos de los tres cuerpos policiales y, si es necesario, se pedirán refuerzos a otras unidades territoriales del Cuerpo Nacional de Policía. «Tenemos un plan a, un plan b y un plan c. El dispositivo diseñado es flexible y lo iremos adaptando, día a día, en función de los problemas y necesidades que se vayan detectando», explicó la delegada del Gobierno.

Reunión con el cabildo

Pilar Alegría también explicó que han mantenido ya dos reuniones con el Cabildo del Pilar y que habrá una tercera. El templo deberá reducir su aforo al 50% tras la entrada en vigor de la fase 2, aunque dependerá de los responsables religiosos los actos que decidan realizar. Sí que está previsto que se celebre la misa pontifical del día 12 de octubre a las 12.00 horas, a la que incluso podría asistir el alcalde, Jorge Azcón, que ayer no hizo declaraciones tras la Junta Local de Seguridad dado que se tenía que marchar a la Comisión Nacional de Administraciones Locales. En representación del consistorio habló Patricia Cavero, que aseguró que esperarán «a que el anfitrión (el Cabildo) marque las normas» para decidir sobre la asistencia de algún miembro de la corporación. «Siempre respetando el aforo y las medidas de seguridad», apostilló.

Cavero explicó también que todavía no conocen si tendrán que imponer restricciones en el aforo del transporte público, pero sí anunció que, durante el próximo fin de semana, se mantendrán los horarios de los días laborales para evitar masificaciones en el bus y el tranvía. Sobre la decisión de la consejería de Sanidad de retroceder a Zaragoza a la fase 2, la representante del ayuntamiento no dio muestras de disconformidad y dijo que ella «no dispone de los datos», que maneja Repollés, pero que existen precedentes cerca de la capital aragonesa que aconsejan tomar medidas para evitar reuniones sociales durante las no fiestas. «Ya hemos aprendido lo que puede ocurrir. Este año no hay fiestas del Pilar», sentenció Cavero.