Cuando el pleno de Zaragoza se convierte en una suerte de tertulia televisiva no es difícil encontrarse con una sesión como la de ayer en la que se puede pasar de hablar de la crisis en Venezuela a los pactos del palacio de San Telmo entre bocado y bocado por el comedor de la casa consistorial. Así se llenan las más de ocho horas que duró, con discusiones buscando la foto, ensayando mítines, ideando la frase célebre o jugando a los carteles... Un momento ideal para un tuit, concejales grabando a concejales y subiendo la temperatura hasta insultar al alcalde Pedro Santisteve. Sí, lo hizo el conservador Jorge Azcón, que le llegó a llamar «demócrata de pacotilla». Todo un homenaje a esa libertad de expresión que el conservador reclamaba para los venezolanos en una moción de urgencia que acabó, con los votos del PP, PSOE y Ciudadanos (Cs), reconociendo en la capital a Juan Guaidó como presidente.

El debate tenía cierto morbo por aquello de que Nicolás Maduro agradeció a Zaragoza su apoyo en la concentración de la semana pasada en la que participó el edil de Zaragoza en Común (ZeC) Alberto Cubero que ayer hacía los honores de defenderlo en soledad. El conservador Jorge Azcón intentó añadirle más picante forzando una votación individual para ver si Santisteve imitaba a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y rompía la disciplina de voto de su partido para rechazar la dictadura que ha sumido al país en la mayor crisis humanitaria y social que se recuerda. Sin éxito, claro. A la vez que se aprovecha para repetir los mantras que se han escuchado estos días a nivel nacional e internacional.

Tenía más interés que el discurso de Cubero se parezca al de Marine Le Pen cuando hablan de Venezuela o que todo valga para arremeter contra el presidente Pedro Sánchez aprovechando el sufrimiento de los venezolanos justo un día antes de que llegue a Zaragoza.

Sobre el fondo, más de lo mismo. En las formas, mereció la pena ver coincidir en el mismo pleno cómo el PP defiende abandonar los «complejos» y abrazar a Vox si hace falta pese a unos mensajes que dibujan «el fascismo más auténtico», o cómo se retuerce Cs cada vez que le recuerdan que «sus sillones en el palacio de San Telmo -sede de la Junta de Andalucía- se los deben a esta formación que difunde ideas machistas y racistas». La izquierda, según la derecha, «no se cansa de hablar de dictadores muertos y se olvida de los vivos». Pero su bancada olvida a los propios y ataca solo a los ajenos que estando vivos no son socios económicos de España.